sábado, 8 de septiembre de 2007

DEFIENDE UNA VIDA, DI NO AL ABORTO

Acontinuacion publicamos unas imagenes de lo que significa un aborto o la vida misma, HACEMOS LA ACLARACION QUE SI USTED SUFRE DE ALGUN PADECIMIENTO CARDIACO DEBE DE ABSTENERSE EN VER LOS SIGUIENTES VIDEOS, POR SU CONTENIDO QUE PUEDE SER PERTURBADOR PARA ALGUNAS PERSONAS.





El nacimiento de un nuevo ser, un documental de la evolución biológica de una nueva vida. Por The National Geographics:




DEFIENDE UNA VIDA, DI NO AL ABORTO.

La obtención de embriones humanos por clonación

di no al aborto, no nos exterminemos a nosotros mismos...vida.

R eflexiona con este articulo de http://www.conocereisdeverdad.org/

Todo es oscuro y confuso..., la realidad, los pensamientos y convicciones, los sentimientos y vivencias, el lenguaje, y, por tanto, el ser humano para sí y para los demás... La soledad y la incomunicación propia es la única constante vital de nuestros días.
Vivimos en sociedades desarrolladas, con un alto grado de consumo y hedonismo, al tiempo que con una anemia y déficit enfermizo de humanidad... La inseguridad genera no sólo ansiedad y angustia, sino, paradójicamente, apatía e indolencia por frustración íntima de una plenitud nunca alcanzada.
A golpe de impulsos, vivimos compulsivamente, adquiriendo información, afectos y compañía como si la sociedad, la familia y los otros fueran el hipermercado por el cual deambulamos a nuestro capricho en función de nuestras necesidades más primarias... No contemplamos la peregrina idea de hacer felices a los demás, de cultivar la donación desinteresada como una terapia reparadora del egoísmo personal. Consumimos la propia sexualidad compulsivamente, y la autoconstruimos porque estamos enfermos de rectitud moral. 2005

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Clonación: los bárbaros de bata blanca

REFLEXIONES SOBRE LA CLONACIÓN

PONTIFICIA ACADEMIA PRO VITA

1. NOTAS HISTÓRICAS

Los progresos del conocimiento y los consiguientes avances de la técnica en el campo de la biología molecular, la genética y la fecundación artificial han hecho posibles, desde hace tiempo, la experimentación y la realización de clonaciones en el ámbito vegetal y animal.

Por lo que atañe al reino animal se ha tratado, desde los años treinta, de experimentos de producción de individuos idénticos, obtenidos por escisión gemelar artificial, modalidad que impropiamente se puede definir como clonación.

La práctica de la escisión gemelar en campo zootécnico se está difundiendo en los establos experimentales como incentivo a la producción múltiple de dados ejemplares seleccionados.

En el año 1993 Jerry Hall y Robert Stilmann, de la George Washington University, divulgaron datos relativos a experimentos de escisión gemelar (splitting) de embriones humanos de 2, 4 y 8 embrioblastos, realizados por ellos mismos. Se trató de experimentos llevados a cabo sin el consentimiento previo del Comité ético
competente y publicados -según los autores- para avivar la discusión ética.

Sin embargo, la noticia dada por la revista Nature -en su número del 27 de febrero de 1997- del nacimiento de la oveja Dolly, llevado a cabo por los científicos escoceses Jan Vilmut y K.H.S. Campbell con sus colaboradores del Roslin Institute de Edimburgo, ha sacudido la opinión pública de modo excepcional y ha provocado declaraciones de comités y de autoridades nacionales e internacionales, por ser un
hecho nuevo, considerado desconcertante.

La novedad del hecho es doble. En primer lugar, porque se trata no de una escisión gemelar, sino de una novedad radical definida como clonación, es decir, de una reproducción asexual y agámica encaminada a producir individuos biológicamente iguales al individuo adulto que proporciona el patrimonio genético nuclear. En segundo lugar, porque, hasta ahora, la clonación propiamente dicha se consideraba imposible. Se creía que el DNA de las células somáticas de los animales superiores, al haber sufrido ya el imprinting de la diferenciación, no podía en adelante recuperar su completa potencialidad original y, por consiguiente, la capacidad de guiar el
desarrollo de un nuevo individuo.

Superada esta supuesta imposibilidad, parecía que se abría el camino a la clonación humana, entendida como réplica de uno o varios individuos somáticamente idénticos al donante.

El hecho ha provocado con razón agitación y alarma. Pero, después de un primer momento de oposición general, algunas voces han querido llamar la atención sobre la necesidad de garantizar la libertad de investigación y de no condenar el progreso; incluso se ha llegado a hablar de una futura aceptación de la clonación en el ámbito
de la Iglesia católica.

Por eso, ahora que ha pasado un cierto tiempo y que es está en un período más tranquilo, conviene hacer un atento examen de este hecho, estimado como un acontecimiento desconcertante.


2. EL HECHO BIOLÓGICO

La clonación, considerada en su dimensión biológica, en cuanto reproducción artificial, se obtiene sin la aportación de los dos gametos; se trata, por tanto, de una reproducción asexual y agámica. La fecundación propiamente dicha es sustituida por la fusión bien de un núcleo tomado de una célula somática misma, con un ovocito
desnucleado, es decir, privado del genoma de origen materno. Dado que el núcleo de la célula somática contiene todo el patrimonio genético, el individuo que se obtiene posee -salvo posibles alteraciones- la misma identidad genética del donante del núcleo. Esta correspondencia genética fundamental con el donante es la que
convierte al nuevo individuo en réplica somática o copia del donante.

El hecho de Edimburgo tuvo lugar después de 277 fusiones ovocito-núcleo donante. Sólo 8 tuvieron éxito; es decir, sólo 8 da las 277 iniciaron el desarrollo embrional, y de esos 8 embriones sólo 1 llegó a nacer: la oveja que fue llamada Dolly.

Quedan muchas dudas e incertidumbres sobre numerosos aspectos de la experimentación. Por ejemplo, la posibilidad de que entre las 277 células donantes usadas hubiera algunas "estaminales", es decir, dotadas de un genoma no totalmente diferenciado; el papel que puede haber tenido el DNA mitocondrial eventualmente residuo en el óvulo materno; y muchas otras aún, a las que,
desgraciadamente, los investigadores ni siquiera han hecho referencia. De todos modos, se trata de un hecho que supera las formas de fecundación artificial conocidas hasta ahora, las cuales se realizan siempre utilizando dos gametos.

Debe subrayarse que el desarrollo de los individuos obtenidos por clonación -salvo eventuales mutaciones, que podrían no ser pocas- debería producir una estructura corpórea muy semejante a la del donante del DNA: este es el resultado más preocupante, especialmente en el caso de que el experimento se aplicase también
a la especie humana.

Con todo, conviene advertir que, en la hipótesis de que la clonación se quisiera extender a la especie humana, de esta réplica de la estructura corpórea no se derivaría necesariamente una perfecta identidad de la persona, entendida tanto en su realidad ontológica como psicológica. El alma espiritual, constitutivo esencial de cada sujeto perteneciente a la especie humana, es creada directamente por Dios y no puede ser engendrada por los padres, ni producida por la fecundación artificial, ni clonada. Además, el desarrollo psicológico, la cultura y el ambiente conducen siempre a personalidades diversas; se trata de un hecho bien conocido también entre los gemelos, cuya semejanza no significa identidad. La imaginación popular y la aureola de omnipotencia que acompaña a la clonación han de ser, al menos,
relativizadas.

A pesar de la imposibilidad de implicar al espíritu, que es la fuente de la personalidad, la proyección de la clonación al hombre ha llevado a imaginar ya hipótesis inspiradas en el deseo de omnipotencia: réplica de individuos dotados de ingenio y belleza excepcionales; reproducción de la imagen de familiares difuntos; selección de individuos sanos e inmunes a enfermedades genéticas; posibilidad de
selección del sexo; producción de embriones escogidos previamente y congelados para ser transferidos posteriormente a un útero como reserva de órganos, etc.

Aún considerando estas hipótesis como ciencia ficción, pronto podrían aparecer propuestas de clonación presentadas como "razonables" y "compasivas" -la procreación de un hijo en una familia en la que el padre sufre de aspermia o el reemplazo del hijo moribundo de una viuda- las cuales, se diría, no tienen nada que ver con las fantasías de la ciencia ficción.

Pero, ¿cuál sería el significado antropológico de esta operación en la deplorable perspectiva de su aplicación al hombre?


3. PROBLEMAS ÉTICOS RELACIONADOS CON LA
CLONACIÓN HUMANA

La clonación humana se incluye en el proyecto del eugenismo y, por tanto, está expuesta a todas las observaciones éticas y jurídicas que lo han condenado ampliamente. Como ha escrito Hans Jonas, es "en el método la forma más despótica y, a la vez, en el fin, la forma más esclavizante de manipulación genética; su objetivo no es una modificación arbitraria de la sustancia hereditaria, sino precisamente su arbitraria fijación en oposición a la estrategia dominante en la
naturaleza" (cf. Cloniamo un uomo: dall´eugenetica all´ingegneria genetica, en Técnica, medicina ed ética, Einaudi, Torino 1997, pp. 122-154, 136).

Es una manipulación radical de la relacionalidad y complementariedad constitutivas, que están en la base de la procreación humana, tanto en su aspecto biológico como en el propiamente personal. En efecto, tiende a considerar la bisexualidad como un mero residuo funcional, puesto que se requiere un óvulo, privado de su núcleo, para dar lugar al embrión-clon y, por ahora, es necesario un útero femenino para que su desarrollo pueda llegar hasta el final. De este modo se aplican todas las técnicas que se han experimentado en la zootecnia, reduciendo el significado específico de la reproducción humana.

En esta perspectiva se adopta la lógica de la producción industrial: se deberá analizar y favorecer la búsqueda de mercados, perfeccionar la experimentación y producir siempre modelos nuevos.
Se produce una instrumentalización radical de la mujer, reducida a algunas de sus funciones puramente biológicas (prestadora de óvulos y de útero), a la vez que se abre la perspectiva de una investigación sobre la posibilidad de crear úteros artificiales, último paso para la producción "en laboratorio" del ser humano.

En el proceso de clonación se pervierten las relaciones fundamentales de la persona humana: la filiación, la consanguinidad, el parentesco y la paternidad o maternidad. Una mujer puede ser hermana gemela de su madre, carecer de padre biológico y ser hija de su abuelo. Ya con la FIVET se produjo una confusión en el parentesco, pero con la clonación se llega a la ruptura total de estos vínculos.

Como en toda actividad artificial se "emula" e "imita" lo que acontece en la naturaleza, pero a costa de olvidar que el hombre no se reduce a su componente biológico, sobre todo cuando éste se limita a las modalidades reproductivas que han caracterizado sólo a los organismos más simples y menos evolucionados desde el punto de vista biológico.

Se alimenta la idea de que algunos hombres pueden tener un dominio total sobre la existencia de los demás, hasta el punto de programar su identidad biológica -seleccionada sobre la base de criterios arbitrarios o puramente instrumentales-, la cual, aunque no agota la identidad personal del hombre, caracterizada por el espíritu, es parte constitutiva de la misma. Esta concepción selectiva del hombre tendrá, entre otros efectos, un influjo negativo en la cultura, incluso fuera de la práctica -numéricamente reducida- de la clonación, puesto que favorecerá la convicción de que el valor del hombre y de la mujer no depende de su identidad personal, sino sólo de las cualidades biológicas que pueden apreciarse y, por tanto, ser seleccionadas.

La clonación humana merece un juicio negativo también en relación a la dignidad de la persona clonada, que vendrá al mundo como "copia" (aunque sea sólo copia biológica) de otro ser. En efecto, esta práctica propicia un íntimo malestar en el clonado, cuya identidad psíquica corre serio peligro por la presencia real o incluso sólo virtual de su "otro". Tampoco es imaginable que pueda valer un pacto de
silencio, el cual -como ya notaba Jonas- sería imposible y también inmoral, dado que el clonado fue engendrado para que se asemejara a alguien que "valía la pena" clonar y, por tanto, recaerán sobre él atenciones y expectativas no menos nefastas, que constituirán un verdadero atentado contra su subjetividad personal.

Si el proyecto de clonación humana pretende detenerse "antes" de la implantación en el útero, tratando de evitar al menos algunas de las consecuencias que acabamos de señalar, resulta también injusto desde un punto de vista moral.

En efecto, limitar la prohibición de la clonación al hecho de impedir el nacimiento de un niño clonado permitiría de todos modos la clonación del embrión-feto, implicando así la experimentación sobre embriones y fetos, y exigiendo su supresión antes del nacimiento, lo cual manifiesta un proceso instrumental y cruel respecto al ser
humano.

En todo caso, dicha experimentación es inmoral por la arbitraria concepción del cuerpo humano (considerado definitivamente como una máquina compuesta de piezas), reducido a simple instrumento de investigación. El cuerpo humano es elemento integrante de la dignidad y de la identidad personal de cada uno, y no es lícito usar a la mujer para que proporcione óvulos con los cuales realizar
experimentos de clonación.

Es inmoral porque también el ser clonado es un "hombre", aunque sea en estado embrional.

En contra de la clonación humana se pueden aducir, además, todas las razones morales que han llevado a la condena de la fecundación in vitro en cuanto tal o al rechazo radical de la fecundación in vitro destinada sólo a la experimentación.

El proyecto de la "clonación humana" es una terrible consecuencia a la que lleva una ciencia sin valores y es signo del profundo malestar de nuestra civilización, que busca en la ciencia, en la técnica y en la "calidad de vida" sucedáneos al sentido de la vida y a la salvación de la existencia.

La proclamación de la "muerte de Dios", con la vana esperanza de un "superhombre", comporta un resultado claro: la "muerte del hombre". En efecto, no debe olvidarse que el hombre, negando su condición de criatura, más que exaltar su libertad, genera nuevas formas de esclavitud, nuevas discriminaciones, nuevos y profundos sufrimientos. La clonación puede llegar a ser la trágica parodia de la
omnipotencia de Dios. El hombre, a quien Dios ha confiado todo lo creado dándole libertad e inteligencia, no encuentra en su acción solamente los límites impuestos por la imposibilidad práctica, sino que él mismo, en su discernimiento entre el bien y el mal, debe saber trazar sus propios confines. Una vez más, el hombre debe elegir: tiene que decidir entre transformar la tecnología en un instrumento de liberación o convertirse en su esclavo introduciendo nuevas formas de violencia y sufrimiento.

Es preciso subrayar, una vez más, la diferencia que existe entre la concepción de la vida como don de amor y la visión del ser humano considerado como producto industrial.

Frenar el proyecto de la clonación humana es un compromiso moral que debe traducirse también en términos culturales, sociales y legislativos. En efecto, el progreso de la investigación científica es muy diferente de la aparición del despotismo cientifista, que hoy parece ocupar el lugar de las antiguas ideologías. En un régimen democrático y pluralista, la primera garantía con respecto a la libertad
de cada uno se realiza en el respeto incondicional de la dignidad del hombre, en todas las fases de su vida y más allá de las dotes intelectuales o físicas de las que goza o de las que está privado. En la clonación humana no se da la condición que es necesaria para una verdadera convivencia: tratar al hombre siempre y en todos los casos como fin y como valor, y nunca como un medio o simple objeto.


4. ANTE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y LA LIBERTAD
DE INVESTIGACIÓN

En el ámbito de los derechos humanos, la posible clonación humana significaría una violacíon de los dos principios fundamentales en los que se basan todos los derechos del hombre: el principio de igualdad entre los seres humanos y el principio de no discriminación.


Contrariamente a cuanto pudiera parecer a primera vista, el principio de igualdad entre los seres humanos es vulnerado por esta posible forma de dominación del hombre sobre el hombre, al mismo tiempo que existe una discriminación en toda la perspectiva selectiva-eugenista inherente en la lógica de la clonación. La
Resolución del Parlamento Europeo del 12 de marzo de 1977 reafirma con energía el valor de la dignidad de la persona humana y la prohibición de la clonación humana, declarando expresamente que viola estos dos principios. El Parlamento Europeo, ya desde 1983, así como todas las leyes que han sido promulgadas para legalizar la
procreación artificial, incluso las más permisivas, siempre han prohibido la clonación. Es preciso recordar que el Magisterio de la Iglesia, en la Instrucción Donum vitae de 1987, ha condenado la hipótesis de la clonación humana, de la fisión gemelar y de la partenogénesis. Las razones que fundamentan el carácter inhumano de la clonación aplicada al hombre no se deben al hecho de ser una forma excesiva de procreación artificial, respecto a otras formas aprobadas por la ley como la FIVET y otras.

Como hemos dicho, la razón del rechazo radica en la negación de la dignidad de la persona sujeta a clonación y en la negación misma de la dignidad de la procreación humana.

CIENCIA/INVES: Lo más urgente ahora es armonizar las exigencias de la investigación científica con los valores humanos imprescindibles. El científico no puede considerar el rechazo moral de la clonación humana como una ofensa; al contrario, esta prohibición devuelve la dignidad a la investigación, evitando su degeneración demiúrgica. La dignidad de la investigación científica consiste en ser uno de los recursos más ricos para el bien de la humanidad.

Por lo demás, la investigación sobre la clonación tiene un espacio abierto en el reino vegetal y animal, siempre que sea necesaria o verdaderamente útil para el hombre o los demás seres vivos, observando las reglas de la conservación del animal mismo y la obligación de respetar la biodiversidad específica.

La investigación científica en beneficio del hombre representa una esperanza para la humanidad, encomendada al genio y al trabajo de los científicos, cuando tiende a buscar remedio a las enfermedades, aliviar el sufrimiento, resolver los problemas debidos a la insuficiencia de alimentos y a la mejor utilización de los recursos de la tierra.

Para hacer que la ciencia biomédica mantenga y refuerce su vínculo con el verdadero bien del hombre y de la sociedad, es necesario fomentar -como recuerda el Santo Padre en la Encíclica Evangelium vitae- una "mirada contemplativa" sobre el hombre mismo y sobre el mundo, como realidades creadas por Dios, y en el contexto
de la solidaridad entre la ciencia, el bien de la persona y de la sociedad.

"Es la mirada de quien ve la vida en su profundidad, percibiendo sus dimensiones de gratuidad, belleza, invitación a la libertad y a la responsabilidad. Es la mirada de quien no pretende apoderarse de la realidad, sino que la acoge como un don, descubriendo en cada cosa el reflejo del Creador y en cada persona su imagen viviente" (Evangelium vitae, 83).

Profesor Juan de Dios Vial Correa - Presidente
Monseñor Elio Sgreccia - Vicepresidente

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IL PRIMO CLONE Questa foto resa pubblica dal Life Science Centre dell´università di Newcastle rappresenta il terzo giorno di vita del primo embrione clonato legalmente al mondo. (AP Photo/RBM Online/Life Science Center/ho) 2005.05.20 C.D.S. IT.


Pontificias Academias de Ciencias Ciencias Sociales
Para la Vida

El precursor de la Pontificia Academia de las Ciencias fue el "Linceorum Academia", fundado en Roma en 1603. Tras algunas vicisitudes, Pío IX la llamó en 1847 "Pontificia Accademia dei Nuovi Lincei". Fue ampliada por León XIII en 1887 y en 1936 recibió de Pío XI su nombre actual.

Actualmente es la única Academia de las Ciencias con carácter supranacional existente en el mundo. Tiene como fin: honrar la ciencia pura dondequiera que se encuentre; asegurar su libertad y favorecer las investigaciones, que constituyen la base indispensable para el progreso de las ciencias. La Academia se encuentra bajo la dependencia del Santo Padre. Su Presidente, elegido por cuatro años, es desde 1993 el Profesor Nicola Cabibbo, italiano. Forman parte de ella 80 Académicos de nombramiento pontificio, propuestos por el Cuerpo Académico y elegidos sin discriminación de ningún tipo entre los más insignes cultivadores de ciencias matemáticas y experimentales de cada país. El Director de la Cancillería es
Monseñor Renato Dardozzi.

A los 80 Académicos se suman los Académicos "Perdurante munere" por razón de su oficio, y los Académicos de Honor, por razón de sus méritos hacia la misma Academia.
La Pontificia Academia de Ciencias Sociales fue fundada por Juan Pablo II el 1 de enero de 1994, con el Motu Proprio "Socialum Scientiarum". Su objetivo, dice el artículo nº 1 de su estatuto, es "promover el estudio y el progreso de las ciencias sociales, económicas, políticas y jurídicas a la luz de la doctrina social de la Iglesia".

La Academia es autónoma y al mismo tiempo mantiene una estrecha relación con el Pontificio Consejo "Justicia y Paz", con el que coordina la programación de las diferentes iniciativas. El número de sus Académicos Pontificios, también nombrados por el Papa, no puede ser ni inferior a 20 ni superior a 40. Actualmente son 31 y
proceden de 24 países de todo el mundo, sin distinción de confesión religiosa. Son elegidos por su alto nivel de competencia en alguna de las diversas disciplinas sociales.

El Presidente es el Profesor Edmond Malinvaud, de nacionalidad francesa. La Academia es sostenida financieramente por un Consejo de Fundación cuyo Presidente es el Profesor Hubert Batliner. El Director de la Cancillería es el mismo que el de la Pontificia Academia de las Ciencias, Monseñor Dardozzi.

En la presentación de la Academia de Ciencias Sociales, el Arzobispo Jorge María Mejía, entonces Vicepresidente del Pontificio Consejo "Justicia y Paz", leyó el discurso preparado por el Cardenal Roger Etchegaray. "La Academia que el Papa acaba de fundar -decía- tiene la ambición de afrontar algunos desafíos de la sociedad
moderna: quiere ser un gran centro de ´diálogo interdisciplinar´ sobre los problemas cada vez más complejos, que influyen sobre el
hombre".

Con el Motu Proprio "Vitae Mysterium" del 11 de febrero de 1994, Juan Pablo II instituyó la Pontificia Academia para la Vida. Sus objetivos son: estudiar, informar y formar sobre los principales problemas de biomedicina y de derecho, relativos a la promoción y a la defensa de la vida, sobre todo en la relación directa que éstos
tienen con la moral cristiana y las directivas del Magisterio de la Iglesia. Para realizar estos fines, en octubre de 1994 se instituyó la fundación "Vitae Mysterium".

La Academia para la Vida tiene autonomía propia, y mantiene relaciones con el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios y con varios Dicasterios de la Curia Romana empeñados en el servicio a la vida.

Tras el fallecimiento de su primer Presidente, el Profesor Jér¶me Lejeune en abril de 1994, la Academia ha sido y es presidida por el Doctor Juan de Dios Vial Correa, chileno. Cuenta con la ayuda de un Vicepresidente, el Obispo Elio Sgreccia, Secretario del Pontificio Consejo para la Familia y de un Consejo Directivo de 5 Académicos pontificios.

Pertenecen a la Academia 70 Miembros -nombrados por el Papa-, que representan las distintas ramas de las ciencias biomédicas y aquellas que están estrechamente relacionadas con los problemas concernientes a la promoción y defensa de la vida. También hay 3 Miembros "ad honorem" y Miembros por correspondencia que
trabajan en Institutos y centros de estudio sobre la cultura de la vida. El Consejo Directivo nombra un Secretario que, bajo la dirección del Presidente, coordina la organización de los trabajos de la Academia.

COMUNICADO FINAL

Durante la III Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida, celebrada del 14 al 16 Febrero 1997 en el Vaticano, ha sido presentado el trabajo desarrollado en los dos últimos años por un grupo de estudio (Task Force) instituido dentro de la misma Academia y compuesto por expertos de diversas disciplinas que se interesan por el tema de Identidad y Estatuto del Embrión Humano.

Biólogos, médicos, filósofos y juristas, procedentes de diferentes naciones, han trabajado en estricta colaboración para analizar una cuestión compleja y decisiva, de particular actualidad por la posibilidad de manipulación del embrión humano a raíz de las técnicas de procreación artificial y de la investigación en las primeras fases del desarrollo de la vida individual.

Los trabajos de la Asamblea -fieles a la naturaleza propia de la Academia- se han desarrollado en un intercambio de carácter interdisciplinar que ha recogido las aportaciones de los distintos enfoques específicos, respetando la naturaleza y el método exigidos por el problema en examen.

Desde el punto de vista biológico, la formación y el desarrollo del ser humano aparece como un proceso continuo, coordinado y gradual desde la fertilización, con la cual se constituye un nuevo organismo humano dotado de capacidad intrínseca de desarrollarse autónomamente en un individuo adulto. Los aportes más recientes de
las ciencias biomédicas proporcionan una evidencia adicional decisiva y comprobable experimentalmente en favor de la tesis de la individualidad y continuidad del desarrollo embrionario. Resulta incorrecta la interpretación del dato biológico cuando se habla de "pre-embrión".

El juicio, que es un acto de la mente humana, sobre la naturaleza personal del embrión humano surge necesariamente de la evidencia del dato biológico, el cual implica el reconocimiento de la presencia de un ser humano con una capacidad activa e intrínseca de desarrollo, y no de una mera posibilidad de vida.

La actitud ética de respeto y cuidado de la vida y de la integridad del embrión, exigida por la presencia de un ser humano, que debe ser considerado como una persona, se apoya en una concepción unitaria del hombre, (Corpore et anima unus), que ha de ser reconocida desde el primer instante del organismo corpóreo: su dignidad personal.

La perspectiva teológica, a partir de la luz que la revelación proyecta sobre el sentido de la vida humana y sobre la dignidad de la persona, conforta y sostiene a la razón humana en estas conclusiones, sin disminuir la validez de los logros alcanzados
mediante la evidencia racional. Por tanto, el deber de respetar al embrión humano como persona humana fluye de la realidad de las cosas y de la fuerza de la argumentación racional y no exclusivamente de una posición de fe.

Desde el punto de vista jurídico, el núcleo del debate sobre la tutela del embrión humano no concierne a la identificación de "umbrales de humanidad" más o menos tardíos en relación con la fecundación, sino que tiene que ver con el reconocimiento de los derechos humanos fundamentales, en virtud del hecho de ser hombre, y exige, sobre todo, en nombre del principio de igualdad, el derecho a la vida y a la
integridad física desde el primer momento de su existencia.

En este gran desafío de la defensa de la vida y de la dignidad del embrión humano, se pide un compromiso especial - además del de la comunidad científica - a las familias y, en ellas, al padre y a la madre. La mujer es la primera persona que es llamada a acoger y a nutrir en su seno, en el amor y en la dedicación solícita, a quien es ya un hombre. El papel insustituible de guardián de la vida humana, confiada a la maternidad de la mujer, tiene que encontrar en la sociedad civil una estima y una asistencia concreta.

La Asamblea espera que su aportación se convierta en una ocasión de reflexión y de diálogo efectivo con quienes han comprendido que los nuevos confines de la civilización y la auténtica renovación de la sociedad quedarán trazadas sobre el terreno de la defensa incondicional de la vida humana.

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CONSEJO PONTIFICIO PARA LA FAMILIA

Cardenal ALFONSO LÓPEZ TRUJILLO

Presidente del Consejo Pontificio para la Familia

Clonación: pérdida de la paternidad

y negación de la familia

El Consejo pontificio para la familia considera oportuno todo esfuerzo de clarificación ante el desafío que representa la clonación, convencido de la importancia del problema, y con vistas a la próxima reanudación de los trabajos para llegar a una Convención internacional contra la clonación humana por parte de las Naciones Unidas. Se trata de contribuir a un planteamiento adecuado de esta problemática, señalando los aspectos éticos negativos de la clonación humana y su significado contrario a la dignidad de la persona y de la familia(1). Este es el propósito del presente artículo, en el que se quiere exponer algunas consideraciones al respecto, en un nivel accesible también a los no especialistas.

Ya desde hace algunas décadas se está desarrollando toda una serie de técnicas biológicas, cuya aplicación a la procreación humana suscita múltiples problemas éticos y manifiesta, cada vez más, la necesidad de una antropología integral del ser humano y de una renovada ponderación del papel que desempeña la familia para la humanidad. En particular, los recientes intentos de lograr la clonación humana plantean importantes interrogantes sobre la familia, sobre el significado del hecho de ser padres o hijos, sobre la dignidad del embrión humano, y sobre la verdad y el significado de la sexualidad humana. La lenta e insidiosa disociación contemporánea entre el concepto de vida humana y el de familia, que es en cambio el lugar natural donde esta tiene su origen y desarrollo, es una de las consecuencias más nefastas de la cultura de la muerte.

En efecto, como afirma la instrucción Donum vitae de la Congregación para la doctrina de la fe, "la persona humana ha de ser acogida en el gesto de unión y de amor de sus padres; la generación de un hijo ha de ser por eso el fruto de la donación recíproca realizada en el acto conyugal, en el que los esposos cooperan como servidores, y no como dueños, en la obra del Amor creador. El origen de una persona humana es en realidad el resultado de una donación. La persona concebida deberá ser el fruto del amor de sus padres. No puede ser querida ni concebida como el producto de una intervención de técnicas médicas y biológicas: esto equivaldría a reducirlo a ser objeto de una tecnología científica"(2).

La inquietante posibilidad de clonar seres humanos con finalidad "reproductiva", mediante la sustitución técnica de la paternidad responsable, está en contraste con la dignidad de la filiación. Aún más preocupantes son las apremiantes peticiones de grupos de investigación que desean legalizar la clonación con el fin de someter los embriones humanos "producidos" a manipulaciones y experimentos, para luego destruirlos. Esta situación implica un grave deterioro, sea del reconocimiento de la dignidad de la vida y de la procreación humana, sea de la conciencia del papel insustituible y fundamental que desempeña la familia para el hombre, sea de su valor fundamental para la humanidad entera.

Clonación, posibilidades de la biología moderna

Con el término clonación se alude a la técnica utilizada con frecuencia en biología para reproducir células y microorganismos, tanto vegetales como animales, y más recientemente para reproducir secuencias de información genética contenida en los materiales biológicos, como fragmentos de ADN (ácido desoxirribonucleico), en el que se halla codificada la información genética nuclear de muchas especies. Es preciso completar esta descripción con una definición más exacta de la técnica de clonación, a fin de que resulte posible conocer de modo más adecuado la naturaleza de la misma.

Teniendo en cuenta su finalidad, la clonación es un procedimiento técnico de reproducción mediante el cual se manipula el material genético de una célula o de un organismo (vegetal o animal) con el fin de obtener un individuo o un conjunto de individuos genéticamente idénticos al primero. Lo que distingue la clonación de otras técnicas similares es el hecho de que en la clonación la reproducción se realiza sin unión sexual (asexual) y sin fecundación o unión de los gametos (ágama), teniendo como resultado un conjunto de individuos biológicamente idénticos al primero, que proporcionó el patrimonio genético nuclear.

El conjunto de individuos obtenidos por clonación se denomina clon, expresión mediante la cual se indica que todos y cada uno de estos individuos tienen la misma información genética; así pues, no son solamente descendientes del progenitor (es decir, no ha tenido lugar una combinación genética sexual de los progenitores)(3). Por consiguiente, se trata de un tipo de reproducción que puede sustituir artificialmente, en las especies animales (de reproducción sexual), la fecundación natural o la unión de gametos (las células mediante las cuales se reproducen por naturaleza), con las consiguientes ventajas, defectos y peligros.

Teniendo en cuenta la realización técnica, por clonación se entiende, en sentido más estricto, según la perspectiva del procedimiento usado, la reproducción obtenida mediante la así llamada "transferencia nuclear"(4). Cuando los científicos aluden a la clonación en sentido estricto, suelen identificarla sin más con la transferencia nuclear: "La fecundación propiamente dicha es sustituida por la fusión bien de un núcleo tomado de una célula somática del individuo que se quiere clonar o bien de la célula somática misma, con un ovocito desnucleado, es decir, privado del genoma de origen materno. Dado que el núcleo de la célula somática contiene todo el patrimonio genético, el individuo que se obtiene posee -salvo posibles alteraciones- la misma identidad genética del donante del núcleo. Esta correspondencia genética fundamental con el donante es la que convierte al nuevo individuo en réplica somática o copia del donante"(5).

También suelen llamarse "clonación" (o "semi-clonación", u otros términos semejantes), aunque en sentido amplio y menos apropiado, otras técnicas de reproducción asexual y ágama que se asemejan, en ciertos aspectos, a la transferencia nuclear, sobre todo por lo que atañe a los resultados obtenidos, es decir, una descendencia genéticamente idéntica. Se trata de técnicas como la partenogénesis artificial(6) o la fisión embrionaria(7), entre otras.

No hay objeciones éticas especiales a la clonación de individuos (para obtener descendencia de ellos) y materiales biológicos no humanos (para emplearlos con diversos fines), si se realiza de modo responsable; y tampoco hay objeciones éticas al tradicional, y a veces antiquísimo, uso de técnicas de este tipo en el ámbito vegetal, que tiene ventajas considerables. No cabe duda de que la utilización de la clonación en zoología puede producir grandes beneficios. Las mejoras en la reproducción de animales de cría, la reducción de los costes de producción de ciertas carnes, la eventual aplicación de la clonación para salvar especies en vías de extinción, y los progresos en las condiciones de experimentación e investigación en farmacología, por ejemplo, hacen aconsejable proseguir la investigación de aplicaciones de las técnicas de clonación en especies animales.

A pesar de ello, es preciso señalar que la utilización de estas técnicas muestra aún incertidumbres que se deben evaluar atentamente. ¿Pueden tener en el futuro consecuencias imprevistas? ¿Pueden, por ejemplo, producir manifestaciones genéticas peligrosas, hoy aún desconocidas o no suficientemente conocidas? ¿En qué medida pueden causar alteraciones, a medio o largo plazo, en el medio ambiente, en la ecología? ¿Una práctica incontrolada de la clonación podría acabar desencadenando nuevas enfermedades y malformaciones?

Clonación humana "reproductiva" o "terapéutica"

Ya es bien conocido que se están llevando a cabo intentos de aplicar la clonación para "producir" seres humanos y emplearlos en la investigación y, eventualmente, en la terapia médica. A este respecto, los medios de comunicación social, la "ciencia ficción" y una cierta literatura de divulgación han contribuido a engendrar falsas expectativas por lo que atañe a las posibilidades técnicas reales de la clonación. En cualquier caso, a pesar de ello, es cierto que se han formulado (con mayor o menor rigor científico) hipótesis e investigaciones encaminadas a experimentar eventuales aplicaciones de la clonación al ser humano. En estos tiempos, ese hecho es objeto de la atención de las autoridades públicas de todo el mundo, así como de todos los que están revestidos de una responsabilidad especial con vistas al bien común.

La problemática de la clonación de embriones humanos, tal como se presenta hoy, se configura esencialmente en dos posibles versiones: clonación "reproductiva" y clonación "terapéutica" (o para investigación científica). La diferencia entre las dos radica sobre todo en la finalidad que se pretende conseguir: la primera tiende al desarrollo completo del sujeto mediante implantación en un útero (clonación "reproductiva"); en la segunda se quiere utilizar el embrión, en su fase de pre-implantación, para investigación con una finalidad sobre todo terapéutica (clonación "terapéutica" o para investigación científica). Así pues, la finalidad para realizar la clonación sería:

1. Obtener una descendencia humana y utilizar una técnica de procreación asistida más eficaz, con mayor o menor aplicabilidad en ciertas parejas (clonación "reproductiva").

2. Obtener, mediante esta técnica, embriones "sintéticos" (así se les suele llamar) o "cúmulos de células" (en las fases embrionarias humanas primitivas, cada una de las células del embrión es totipotente(8) o pluripotente(9)), de las cuales se puedan extraer células madre(10), sin dejar que se implanten en el útero materno. Las células madre extraídas, debidamente controladas, podrían desarrollarse en células específicas, nerviosas, cardíacas, musculares, hepáticas, etc. (clonación "terapéutica", o con fines de investigación científica).

¿Hacia la prohibición global y simultánea de toda clonación humana?

Es obvio que la aplicación de la ciencia en el ámbito de la procreación humana afecta a toda la sociedad, y no sólo a la comunidad científica. Por eso, han comenzado bastante pronto los esfuerzos por llegar a una legislación en la que, sin coartar el legítimo desarrollo de la ciencia, se tracen de modo nítido los confines éticos y legales de su aplicación y se prohíba una eventual clonación del ser humano. Durante los últimos años, en algunos países se han promulgado leyes que prohíben tajantemente la clonación humana reproductiva, a pesar de que se han permitido hasta ahora las investigaciones sobre la clonación humana cuando se realizan con fines de investigación y terapéuticos (como en el Reino Unido). En cambio, otros países han prohibido todo tipo de clonación (Alemania), o han iniciado los procesos parlamentarios con vistas a una prohibición de cualquier tipo de clonación (Estados Unidos)(11). Es cierto que la preocupación por este tema es creciente, y se han intensificado los intentos de llegar a una prohibición de la clonación humana, no sólo a nivel nacional, sino también mediante instrumentos de derecho internacional.

El punto de partida de este debate fue la firme voluntad de prohibir la clonación humana reproductiva. Desde 1993, el Comité internacional de bioética(12) se ha ocupado de esta cuestión. La Conferencia general de la Unesco aprobó una "Declaración universal sobre el genoma humano y los derechos humanos", adoptada en 1998 por la Asamblea general de las Naciones Unidas, en la que se afirma que la clonación con finalidad reproductiva es contraria a la dignidad humana(13).

Durante la 56ª Asamblea general de las Naciones Unidas (celebrada el 12 de diciembre de 2001), se decidió la creación de un comité, que prosigue aún sus trabajos, para llegar a la prohibición de la clonación mediante un instrumento jurídico internacional, en particular, una Convención internacional(14). Al inicio se pensaba sólo en una prohibición de la clonación reproductiva. En agosto de 2001, Alemania y Francia pidieron al secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, un proyecto para prohibirla en todo el mundo. Al final de 2001, la clonación reproductiva había sido prohibida en veinticuatro países, entre ellos Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España, India, Japón, Brasil y Sudáfrica.

La evolución reciente de la situación internacional y la iniciativa de algunos países, no sólo favorables a una prohibición de la clonación reproductiva (propuesta de prohibición parcial), sino también a una prohibición global y simultánea de la clonación, tanto con fines de reproducción como de investigación y terapia (propuesta de prohibición total), constituyen un cambio significativo en los trabajos con vistas a una Convención internacional contra la clonación.

A este respecto, han sido especialmente importantes la ley de Estados Unidos, del 27 de febrero de 2003, de prohibición total de la clonación (actualmente la está estudiando el Senado), la resolución del Bundestag alemán, del 7 de febrero de 2003, de impulsar iniciativas internacionales de prohibición total (y no sólo parcial, como hasta ahora), el proyecto francés, del 30 de enero de 2003, de reforma de la ley sobre la biomedicina, con la prohibición total (aún se está debatiendo), y la petición de prohibición total del Parlamento europeo, del 10 de abril de 2003 (se está estudiando ahora en la Comisión europea). Todas estas iniciativas recientes tienden a una prohibición de cualquier tipo de clonación y no sólo de la reproductiva. Este diverso clima internacional, en comparación con el de hace pocos años, se ha consolidado actualmente, con una iniciativa promovida por Estados Unidos y España, presentada en las Naciones Unidas, con el fin de llegar a una Convención internacional de prohibición total de la clonación(15).

Hay precedentes de instrumentos internacionales tendentes a obtener esta prohibición. En el ámbito del Consejo de Europa, después del acuerdo de París (12 de enero de 1997), se han iniciado los trabajos para una Convención contra la clonación. El Parlamento europeo acogió e hizo suya esta iniciativa del Consejo de Europa para una "prohibición explícita de cualquier clonación humana" y, mientras tanto, ha pedido "a los investigadores y médicos que participan en la investigación sobre el genoma humano que no intervengan en ningún caso en la clonación de seres humanos hasta la entrada en vigor de una prohibición jurídicamente vinculante"(16). La Convención europea sobre derechos humanos y biotecnología o "Convención de Oviedo", así como el Protocolo adicional sobre la prohibición de la clonación de seres humanos, fue fruto de estos trabajos y prohibió específicamente "la constitución de embriones humanos con fines de investigación" (art. 18. 1). Así pues, la ratificación de la Convención de Oviedo por parte de algunos Estados europeos ya había empezado en 1999.

El 22 de noviembre de 2001, el Parlamento europeo se pronunció de nuevo a favor de la prohibición de cualquier tipo de clonación humana, esta vez en todo el mundo. Se trató de una enmienda a un informe sobre la biotecnología, en la que el Parlamento "repite insistentemente que debería existir una prohibición universal y específica, a nivel de las Naciones Unidas, de la clonación de seres humanos en cualquier fase de formación y desarrollo". El Parlamento invitaba entonces a la Comisión europea y a los Estados miembros del Parlamento europeo a avanzar por este camino. Tanto en abril de 2002 como en febrero de 2003, los parlamentarios, en las votaciones, se mostraron favorables a una prohibición de la clonación con la finalidad de extraer del embrión las células madre. El Bundestag, en febrero de 2003, pidió al Gobierno alemán que cambie la postura de Alemania en las Naciones Unidas, poniéndose a favor de la prohibición total de la clonación, porque constituye un ataque contra la dignidad humana, teniendo presente que no existe una distinción moral sustancial entre clonación reproductiva y terapéutica, dado que en ambas se produce la creación de embriones humanos vivos.

¿Por qué no es aceptable éticamente la clonación humana, sea reproductiva sea terapéutica?
La preocupación ante la posibilidad de la clonación humana está plenamente justificada y responde a motivos muy serios. Los diversos intentos de llegar a una prohibición total y simultánea de la clonación en todo el mundo responden a esta preocupación. A pesar del gran interés manifestado en la realización de estos proyectos, y a pesar de las expectativas suscitadas en importantes colectividades (científicos, grupos de enfermos que esperan nuevos recursos terapéuticos, asociaciones profesionales, etc.) que -hay que decirlo- tienen mayor o menor fundamento en la realidad, sería irresponsable no sopesar atentamente las objeciones planteadas a la clonación, que se apoyan en consideraciones de orden técnico y ético, así como en profundas razones antropológicas.

La clonación reproductiva

Por lo que concierne a los intentos de clonación humana con finalidad reproductiva, los obstáculos científicos previsibles son muy serios, hasta el punto de que numerosos expertos han expresado fuertes dudas con respecto a la viabilidad actual de un proyecto realmente científico a este propósito. A pesar de los recientes anuncios clamorosos -más o menos sensacionales- de los medios de comunicación social, no existen actualmente pruebas de auténtico valor científico que demuestren, fuera de toda duda, que esos intentos han tenido éxito. Por lo demás, aun admitiendo la posibilidad de que esos intentos tengan éxito en el futuro, es preciso considerar el gravísimo peligro de enfermedades, defectos genéticos y monstruosidades, de los que serían responsables los que los realizaran.

Por ejemplo, los únicos resultados que ha permitido obtener hasta ahora la técnica de la transferencia de núcleo son un gran número de embriones que no logran desarrollarse como deberían(17). En las escasas ocasiones en que se obtiene el nacimiento, los animales sufren a menudo enfermedades y a veces varias monstruosidades, de modo que con mucha frecuencia mueren prematuramente(18). Al parecer, esto se debe a defectos en el proceso de "reprogramación" genética del núcleo transferido. Es evidente que, en esas condiciones, una clonación con finalidad "reproductiva" no debería aplicarse a la especie humana, por el peligro grave que constituiría y la elevadísima mortalidad inherente(19).

Si la inmoralidad de la clonación reproductiva ya está determinada por las circunstancias técnicas actuales, los obstáculos éticos que se plantean a una clonación humana reproductiva resultan en sí mismos insuperables y manifiestan un contraste con el sentido moral común de la humanidad(20).

Ya en la década de 1980, el filósofo Hans Jonas reflexionó sobre los problemas éticos que implicaría una posible clonación de la persona humana. La clonación significaría la pérdida de lo que Jonas llama el "derecho a la ignorancia", es decir, el derecho subjetivo a conocer que uno no es copia de otro y a ignorar el propio desarrollo (como, por ejemplo, las enfermedades que se sufrirán, la evolución de la propia psicología, el previsible momento de la propia muerte natural, etc.). En cierto sentido, como afirma Jonas, esta "ignorancia" es una "condición de posibilidad" de la libertad humana, y destruirla constituiría un peso enorme para la propia autonomía. El clon humano quedaría inhumanamente condicionado al saber que es copia de otro, porque la incertidumbre es un factor primordial en el esfuerzo humano del libre albedrío.

Sin la responsabilidad de la incertidumbre, según Jonas, el clon debería prever todos sus movimientos, prever obligatoriamente sus enfermedades, corregir sus futuras actitudes psicológicas, en un esfuerzo constante contra corriente por apartarse de su "original". Este último sería siempre para él la sombra, el modelo, la huella omnipresente que ha de seguir o que ha de evitar. "Ser copia" se convertiría en parte de su identidad, de su ser y de su conciencia. Así se infligiría una herida al derecho del hombre a vivir su vida como un descubrimiento original e irrepetible; en el fondo, un descubrimiento de sí mismo. De este modo, su itinerario vital llegaría a ser la pesada realización de un "programa de control" inhumano y alienante. Por consiguiente, para Jonas, la clonación es "en el método, la forma más tiránica y simultáneamente esclavizadora de manipulación genética; su objetivo no es una modificación arbitraria de la sustancia hereditaria, sino precisamente su fijación arbitraria, en oposición a la estrategia dominante en la naturaleza"(22).

El peligro de una utilización eugenésica de la clonación, tanto reproductiva como terapéutica, con el fin de "mejorar" la raza o de seleccionar características personales consideradas "superiores" a otras, a pesar de las afirmaciones de sus defensores, no es una posibilidad demasiado lejana.

En la Resolución del 12 de marzo de 1997 sobre la clonación, el Parlamento europeo se declaraba "firmemente convencido de que ninguna sociedad puede justificar ni tolerar, en ninguna circunstancia, la clonación de seres humanos: ni con fines experimentales, ni en el marco de la terapia de la infertilidad, ni del diagnóstico anterior a la implantación o trasplante de tejidos, ni con ningún otro fin, porque constituye una grave violación de los derechos humanos fundamentales, se opone al principio de igualdad de los seres humanos al permitir una selección eugenésica y racista de la especie humana, ofende la dignidad de la persona y requiere la experimentación con seres humanos" (apartado B).

En una segunda Resolución sobre la clonación, del 15 de enero de 1998, el Parlamento europeo, al solicitar la prohibición de la clonación de seres humanos, de forma experimental, por diagnóstico "o por cualquier otra finalidad", define la clonación incluso como "anti-ética" y "moralmente repugnante" (apartado B).

La clonación terapéutica

La clonación humana terapéutica es presentada a menudo por sus defensores como un progreso que permitiría obtener los beneficios de una terapia genética, como remedio a enfermedades que la medicina actualmente no puede curar. Pero esas posibles -y discutibles- consecuencias positivas no cambian, en el fondo, la índole moral de la clonación en sí misma. Hay una estricta continuidad objetiva entre clonación reproductiva y terapéutica. En ambas se "produce" un embrión humano, pero en la terapéutica se prevé su ulterior destrucción, al extraer células madre embrionarias o materiales biológicos para utilizarlos con fines terapéuticos.

En los aspectos técnicos de la clonación terapéutica persisten numerosas incertidumbres. Por una parte, se afirma que la clonación sería un medio para obtener células madre embrionarias (que, al no ser diferenciadas, resultarían interesantes desde el punto de vista biológico, a causa de su mayor "plasticidad"). Sin embargo, no siempre se tiene debidamente en cuenta la condición precaria del embrión clonado y la elevada probabilidad de causar diferentes neoplasias (cánceres y tumores) en el paciente en el que se introducirían las células. Por esta razón, muchos investigadores consideran que la investigación con células madre adultas es la que permite esperar mayores éxitos, y no tiene los límites éticos que conlleva la utilización de células madre embrionarias(23).

Por otra parte, conviene tener presentes también las notables dificultades prácticas que implicaría el rechazo inmunitario de estas células madre embrionarias. Estas dificultades hacen aún más débil la argumentación de los que pretenden justificar éticamente la clonación humana para utilizarla en estas investigaciones. Superar el rechazo inmunitario de las células madre embrionarias mediante la clonación de un embrión supone una instrumentalización del embrión humano. Como subraya Elisabeth Montfort, "necesariamente la utilización de células madre embrionarias conlleva la técnica de la clonación terapéutica para evitar el rechazo del tejido. Rechazar la clonación y aceptar la utilización de células madre embrionarias (...) es una actitud irresponsable e incluso hipócrita, sin duda para tranquilizar a los que todavía dudan"(24).

La clonación terapéutica para obtener células madre implica no sólo la producción de un embrión, sino también su manipulación y ulterior destrucción. No es aceptable considerar a un ser humano, en cualquier fase de su desarrollo, como un "material" de almacén o fuente de tejidos y órganos, de "piezas de recambio". La complejidad moral de la clonación se puede comprender mejor si se tiene en cuenta que lo que se produciría, manipularía y destruiría no son cosas, sino seres humanos como nosotros. Un modo de afrontar esta cuestión sería ponerse en la situación del embrión (como hemos sido todos nosotros) y no en la de los científicos que clonan. Desde luego, a nadie le gustaría venir al mundo en un laboratorio, en vez de ser el fruto de la unión de sus progenitores. Como tampoco resultaría muy agradable ser un superviviente de decenas o centenares de hermanos gemelos eliminados como "defectuosos". Y menos agradable aún resultaría ser luego manipulados para producir "piezas" (por ejemplo, riñones) que necesitara algún otro; ni morir después de esta breve y sufrida vida "producida" precisamente con esa finalidad.

Ciertamente, la utilización de células madre en terapia celular puede llevar a investigaciones beneficiosas que hoy abren perspectivas muy interesantes. Sin embargo, para esta finalidad, la utilización de células madre embrionarias (y, por consiguiente, de la clonación terapéutica para obtenerlas) se ha mostrado un camino científicamente poco comprobado y difícil, y éticamente inaceptable. En cambio, la investigación con células madre adultas, satisfactoria tanto en sus aspectos éticos como en los técnicos, realizada de modo digno y responsable, y sometida a los criterios éticos, constituye un camino de esperanza y de futuro, que no plantea objeciones éticas especiales(25).

Objeciones técnicas, éticas y antropológicas a la clonación humana

Ciertos argumentos, que permiten profundizar en los motivos racionales de la inmoralidad de la clonación, muestran la continuidad ética entre la clonación reproductiva y la terapéutica. Son argumentos unidos por una profunda complementariedad, porque desarrollan diversos aspectos éticos racionales derivados de la dignidad ontológica del embrión humano, y están entre sí en íntima relación con el estatuto antropológico y ético del embrión, que debe ser el punto de partida inicial en toda esta problemática(26).

a) Insuprimible probabilidad del carácter humano de los embriones obtenidos

La obtención de embriones humanos por clonación, tanto con fines de reproducción como de terapia e investigación, implicaría la destrucción de gran parte de ellos. Por ejemplo, para la oveja "Dolly", fue necesario "desperdiciar" centenares de embriones. Más aún, el elevado riesgo de transmisión de enfermedades o malformaciones que implicaría esta técnica añade nuevas razones para su prohibición ética. Esto vale especialmente por lo que atañe a la clonación "terapéutica". De este modo, resulta obvio que la obtención de células madre embrionarias conlleva la producción (y sucesiva destrucción) de un embrión, que muchos de esos investigadores ya no insisten en definir como "un cúmulo de células", concepto elaborado para eludir la cuestión antropológica, y en consecuencia ética, del embrión. En efecto, reconocen que estas técnicas suponen la producción de lo que denominan "early embryo", es decir, embrión en fase inicial. Pero, entonces, se plantea una pregunta: ¿qué sería ese embrión? ¿Cuál sería su estatuto ético y jurídico? Esa pregunta remite a otra subyacente: ¿cuál es el estatuto de todo embrión humano?

La afirmación según la cual al ser humano se le debe respetar y tratar como persona desde el momento mismo de la concepción es central para un correcto planteamiento del problema de la identidad y del estatuto del embrión humano. "La formulación, en estos términos, del deber ético fundamental con respecto al nascituro se ha hecho sumamente necesaria con vistas a los problemas planteados por el desarrollo biotecnológico"(27).

La expresión "pre-embrión" se ha utilizado precisamente para evitar la pregunta antropológica y ética fundamental sobre el estatuto del embrión(28). "El problema es -se dice- que el embrión en su fase inicial no goza de individualidad e identidad, ya que, al estar formado por células totipotentes, en él no son aún identificables uno y varios individuos humanos. Pero razonemos. El embrión (nos referimos al así llamado "pre-embrión") es un ser. Con esta expresión -ser- entendemos una realidad existente y viva que es susceptible de desarrollo biológico propio, diferenciado y autónomo (tiene en sí mismo la fuerza evolutiva) relativamente al medio adecuado y necesario para su subsistencia y para "alimentar" ese desarrollo propio y autónomo. Además, y sobre todo, se desarrolla por sí mismo, sin desempeñar ningún "papel" externo a su propio ser. Una célula no es un ser individuo porque "funge" como parte de un conjunto, su desarrollo forma parte del desarrollo del conjunto en el que está insertada. En cambio, el embrión no forma parte de ningún conjunto, no es fundamental para la vida (biológica) de la madre; si "producimos" embriones en el laboratorio, estos, como tales, no tienen "utilidad" -salvo que se los implante en un útero femenino para proseguir el ciclo biológico que lleva al nacimiento, o que, con la misma finalidad, se desarrolle toda la fase de gestación en el laboratorio-; y eso es verdad hasta el punto de que con el tiempo, cuando no son implantados, se los "descarta", "destruye" o, simplemente, se los "mata", términos que, en este caso, son sinónimos"(29).

En efecto, si la pregunta sobre el embrión es antropológica y éticamente exacta, es preciso decir también que desde el punto de vista ético se plantea una cuestión previa, muy importante para la ética: ¿qué cosa no es?

En otras palabras, ¿podemos estar seguros de que el embrión así engendrado no es humano? Desde el punto de vista moral, ya la admisión de la probabilidad (insuprimible en el estado actual de los estudios) de estar ante un ser humano, como producto de las técnicas de clonación, tiene un peso decisivo. Es evidente que quien se encuentra ante una sombra y duda si es un animal o un hombre, si le dispara, se hace culpable de homicidio. Antes de disparar, tiene el estricto deber moral de asegurarse de que no es un hombre. Este principio ético se viola en esas prácticas, en las que la obtención de células madre embrionarias humanas implicaría la creación y destrucción de un embrión en las primeras fases de vida.

b) La dignidad del embrión humano

El resultado de una fecundación es un nuevo individuo biológico unicelular totipotente, al que se le suele llamar cigoto. Hay que reconocer que el resultado de la clonación efectuada es totalmente análogo al que deriva de la fecundación. No hay ningún fundamento para afirmar que, a pesar de las anomalías genéticas, la clonación no produce un cigoto. Por consiguiente, se debe establecer una estricta analogía entre fecundación y clonación. Es preciso decir, además, que no hay ningún motivo racional para negar a los embriones obtenidos por clonación los mismos derechos que tienen los obtenidos por fecundación artificial y, por tanto, a fortiori, todos los demás embriones engendrados en el proceso natural de fecundación humana. ¿Cuál sería, por ejemplo, la diferencia esencial entre unos y otros, teniendo en cuenta la totipotencialidad de las células que los componen, que nadie pone en duda?

El desarrollo del embrión es la fase inicial del individuo humano. El p. Angelo Serra analiza las tres propiedades principales que caracterizan el proceso epigenético humano, el cual, según C.H. Waddington, se puede definir como "la continua emergencia de una forma de fases precedentes", es decir:

1) La coordinación. "El desarrollo embrional, desde la fusión de los gametos o "singamia", hasta la aparición del disco embrional, a los catorce días y más allá, es un proceso que manifiesta una secuencia coordinada y la interacción de una actividad molecular y celular, bajo el control del nuevo genoma". Esta propiedad requiere una rigurosa unidad del sujeto que se está desarrollando. No es un racimo de células, sino un individuo real.

2) La continuidad. La singamia(30) inicia un nuevo ciclo de vida. "Todo indica que hay una diferenciación ininterrumpida y progresiva de un individuo humano bien determinado, según un plan único y rigurosamente definido que comienza desde la fase de cigoto". Esta propiedad de la continuidad implica y establece la unicidad o singularidad del nuevo sujeto humano.

3) La gradualidad. La forma final debe alcanzarse gradualmente. Es un desarrollo permanentemente orientado desde la fase de cigoto hasta la forma final, a causa de una intrínseca ley epigenética. Todo embrión humano mantiene su propia identidad, individualidad, unidad. El embrión vivo, desde la fusión de los gametos, no es un mero cúmulo de células disponibles, sino un individuo humano real en desarrollo. Sí, es hijo desde aquel momento. El embrión es un individuo humano. La introducción abusiva del término pre-embrión fue una estrategia para tranquilizar la conciencia y permitir la experimentación hasta el final de la fase de implantación, es decir, en la especie humana, alrededor de catorce días después de la fecundación. Así, se concluye cómodamente que el embrión no existiría durante las primeras dos semanas que siguen a la fertilización(31).

c) El embrión, incluso en la fase unicelular, tiene dignidad humana

Así pues, el rechazo a reconocer condición humana al embrión obtenido mediante clonación (tanto con finalidad reproductiva como para extraer de él células madre embrionarias) en los primeros días de su desarrollo, se sitúa en la discusión sobre el estatuto antropológico y ético del embrión humano. A estos embriones se les niega el carácter de individuo y se dice que no tienen "vida humana". Es una contradicción. Si se trata de embriones, y no sólo de "ovocitos que se han dividido" (y en vías de extinción), se trata de individuos humanos, dotados de vida humana, y no de "grupos" de células.

El investigador I. Wilmut (famoso por haber obtenido la primera oveja clonada, "Dolly", hoy firme opositor de la clonación humana reproductiva, pero claramente favorable a la terapéutica) reconoce que "cuando se crea un embrión, se pone en auto-pilot en su desarrollo inicial". Si el embrión fuera un "cúmulo de células", como dicen, no sería "piloto de sí mismo", no tendría autonomía ni teleología propia y unitaria, como en cambio muestra tener.

El embrión, desde el momento de la concepción, en la fecundación, se presenta como una entidad dotada de autonomía, que en su desarrollo progresa inmediatamente de una manera gradual, continua, armónica, y en él se da la integración y la cooperación teleológica constante de todas sus células. Se trata de un organismo que progresa sin interrupción según el programa trazado en su genoma. Así, llega a ser sucesivamente, sin intervención directiva desde fuera, cigoto, mórula, blastocito, embrión implantado, feto, niño, adolescente y adulto(32). Si esto acontece en la fecundación natural, ¿por qué no sucedería lo mismo en la clonación?

En este punto encontramos una contradicción cuando niegan al resultado de una eventual clonación lo que reconocen al resultado de la fecundación. Esta distinción (embrión clonado, embrión fecundado) remite a la falsa distinción entre el así llamado "pre-embrión" y el embrión, distinción errónea, como hemos señalado antes, que en la práctica se ha convertido en el mayor obstáculo al reconocimiento de un estatuto del embrión humano(33). Si el embrión humano clonado no fuese humano, entonces ¿qué "cosa" sería? ¿A qué especie animal pertenecería? ¿Tendría un genoma humano, pero no sería humano? No es necesario insistir aquí en las contradicciones que implican esas negaciones. Un embrión humano, así reconocido por la razón como individuo humano, dotado de un organismo propio, tiene una dignidad propia y por eso merece respeto. No se trata de una "dignidad" debida a alguna añadidura externa, sino fundada en su ser, en sí y por sí mismo.

Si al embrión se le niega la dignidad humana, con el pretexto de que no tiene conciencia actual, también se debería negar la dignidad a la persona que duerme o que está en estado de coma. Quien niega la dignidad al embrión, entonces también debería negar su dignidad al niño(34).

El ser humano, cualquiera que sea su condición económica, física o intelectual, no se puede usar como un medio, como un objeto. La malicia de la ofensa a este principio fundamental se agrava cuando este ser humano no puede defenderse contra el agresor injusto. Si uno acepta tratar a un ser humano como medio y no como fin, entonces debe aceptar que también él mismo pueda ser tratado un día de la misma manera. Y no deberá protestar. Aunque se demostrara claramente la aplicación terapéutica de las células madre obtenidas mediante creación-destrucción de embriones humanos (cosa que no se ha verificado), la moral, la sensatez y el buen juicio se opondrían: no se puede hacer el mal por una causa buena. El fin no justifica los medios. La historia de la humanidad está llena de enseñanzas a este respecto. Como decía el filósofo J. Santayana, "quien no conoce la historia, está condenado a repetirla".

d) Personalidad del embrión

Así pues, la valoración moral de la clonación humana depende esencialmente de su objeto, de su finalidad objetiva, y no deriva primariamente de la intención subjetiva con que se emplean esas técnicas. Ya la incertidumbre sobre la naturaleza humana del producto de la aplicación de esas técnicas al hombre impone el deber de no realizarla. Pero, más allá de este estricto deber moral de no crearlos, hay muchos y graves motivos para considerar no sólo que a los embriones así producidos se les debería respetar de acuerdo con la dignidad humana, sino también que son personas humanas primero manipuladas y después destruidas.

e) Inhumanidad de la producción y consiguiente destrucción del embrión en la clonación "terapéutica"

Los defensores de la así llamada "clonación terapéutica" insisten siempre en que su intención no es realizar una clonación reproductiva, sino destruir el embrión humano así creado en los primeros días de su desarrollo. Según sus razonamientos (ampliamente recogidos por la prensa, por los medios de comunicación y en los discursos políticos), este modo de actuar sería "ético", mientras que la clonación reproductiva no lo sería.

La clonación humana que podría llevar al nacimiento de un ser humano se ha de considerar un método inmoral de procreación artificial(35). En la "clonación terapéutica", ese proceso se interrumpe intencionalmente: se crea voluntariamente un embrión humano para destruirlo después, con el fin de extraer células madre embrionarias. Desde el punto de vista ético, este procedimiento es aún peor. Aceptarlo implicaría aceptar una igualdad radical entre la especie humana y las demás (P. Singer). Rechazar la posibilidad de matar una vida humana para curar otras vidas humanas, no procede de una posición específicamente religiosa, sino de la fuerza de argumentos y razones de buen sentido, y de la fuerza de una antropología coherente y de una bioética personalista.

f) La clonación humana se opone a la dignidad de la vida y de la procreación

La aplicación de las técnicas de clonación al hombre, con la intención de crear embriones, tanto para implantarlos luego en un útero (reproductiva) como para extraer células madre y después destruirlas (terapéutica y de investigación), no sólo hiere la dignidad de la vida humana y sus derechos insuprimibles, sino que también se opone al valor moral de la unión intrínseca entre vida, sexualidad y procreación. La orientación de la sexualidad humana hacia la procreación no es una añadidura "biológica", sino que corresponde a la naturaleza humana y se manifiesta en la inclinación natural del hombre a la procreación. En cambio, estas técnicas separan los aspectos procreadores de los unitivos, propios de la sexualidad humana, y se oponen a la dignidad de la sexualidad y de la procreación.

Las técnicas de clonación son, en sí mismas y siempre, "reproductivas". Las experiencias recientes muestran también que la clonación humana, a pesar de enormes dificultades, en principio no es imposible. El interrogante ético afecta, por tanto, no sólo a la dignidad de la vida humana y la instrumentalización y eventual destrucción del embrión, sino también a la del modo específico de procreación humana, que es precisamente sexual y que tiene su valor moral, que esas técnicas no respetan.

g) La clonación de embriones humanos se opone a la dignidad de la familia

Existe también un importante factor ético que conviene considerar, y que a menudo se pasa por alto. El ser humano es un ser social. La dinámica sexual y procreadora en el hombre se desarrolla naturalmente en un marco en el que la sexualidad y la procreación se insertan armónicamente en la realidad del amor conyugal que da pleno sentido a la sexualidad humana abierta a la vida. Amor y responsabilidad se encuentran en el matrimonio en la apertura a la vida y continúan en la tarea de la educación, mediante la cual los padres ejercen de modo integral el cuidado de sus hijos.

La clonación humana rompe toda esta dinámica. En la clonación, la vida se presenta como un elemento completamente externo a la familia. El embrión "aparece", por decirlo así, al margen no sólo de la sexualidad, sino también de una genealogía. Todo ser humano tiene derecho a nacer del amor integral -físico y espiritual- de un padre y una madre, a recibir sus cuidados, a ser acogido como un don por sus padres y a ser educado. Cuando en el horizonte surge la inquietante posibilidad de que se pueda manipular y someter a experimentos la vida del ser humano concebido, para luego destruirla, una vez obtenidas del embrión las células o los conocimientos biológicos que se buscan, entonces es el mismo concepto de filiación y de paternidad-maternidad lo que se pone en tela de juicio, y es la misma idea de familia la que queda destruida.

Conclusión

Los recientes avances de las ciencias muestran que la clonación humana, a pesar de las notables dificultades técnicas y las profundas objeciones éticas y antropológicas, es algo más que una hipótesis y se está convirtiendo en una posibilidad. Los diversos intentos de impedir, mediante la ley y los acuerdos internacionales, que esta posibilidad se transforme en realidad, y de obtener un reconocimiento de su condición de crimen contra la persona humana, no se fundan en un miedo impreciso al progreso y a la técnica, sino en importantes y sensatas motivaciones éticas y en una concepción antropológica bien determinada de la persona humana, de la sexualidad y de la familia. Corresponde a las autoridades públicas, a los Parlamentos y a los organismos internacionales tomar una postura coherente. Se trata verdaderamente de un problema clave para el futuro de la humanidad y para la salvaguardia de la dignidad de la investigación científica y de los esfuerzos en favor de la vida, de la salud y del bienestar de los seres humanos, que justifica la toma de medidas oportunas por parte de la comunidad de los pueblos que constituyen la gran familia humana.

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NOTAS

(1) "Corresponde al Consejo pontificio para la familia promover la pastoral de las familias y el apostolado específico en el campo familiar, aplicando las enseñanzas y orientaciones del Magisterio eclesiástico, de manera que las familias cristianas puedan realizar la misión educativa, evangelizadora y apostólica, a la que están llamadas. En particular: (...) b) procurará la difusión de la doctrina de la Iglesia acerca de los problemas familiares, de modo que esa doctrina pueda ser perfectamente conocida e íntegramente propuesta al pueblo cristiano, tanto en la catequesis como a nivel científico; c) promoverá y coordinará las iniciativas pastorales en orden a la procreación responsable según las enseñanzas de la Iglesia; (...) e) animará, sostendrá y coordinará los esfuerzos en defensa de la vida del hombre, durante todo el arco de su existencia, desde el momento mismo de su concepción; f) promoverá también, a través del trabajo de institutos científicos especializados (teológicos y pastorales), los estudios que tienden a integrar las ciencias teológicas y humanas, en lo referente a los temas de la familia, a fin de que la totalidad de la doctrina de la Iglesia sea cada vez más accesible y mejor comprendida por todos los hombres de buena voluntad" (Juan Pablo II, motu proprio Familia a Deo instituta, 9 de mayo de 1981, 3, V: L´Osservatore Romano, edición en lengua española, 24 de mayo de 1981, p. 5).

(2) Donum vitae, 22 de febrero de 1987, II, B, 4 c: nn. 76-77.

(3) El término "clon", usado por el genetista y fisiólogo británico J.B.S. Haldane (Biological Possibilities for the Human Species of the Next Ten-Thousand Years, 1963), procedía originalmente de la botánica: "una colonia de organismos que de modo asexual -es decir, sin intervención del sexo- procede de un solo progenitor" (Herbert John Webber, 1903). Su raíz deriva tanto de la palabra latina "colonia, coloniae" (y del verbo "colo, colis, colui, cultum"), como del griego klên, klwnV, que significa "brote para plantar" y alude a la reproducción asexual natural de ciertos vegetales, como la rosaleda, que pueden reproducirse mediante plantación de un brote.
Cf. H.J. Webber, New horticultural and agricultural terms, Science 28 (1903), pp. 501-503; A.A. Diamandopoulos, P.C. Goudas, Cloning´s not a new idea: the Greeks has a word for it centuries ago, Nature 6815/408, 21-28 de diciembre de 2000, p. 905.

(4) J. Loeb, en 1894, había estimulado artificialmente la partenogénesis de erizos de mar, pero fue el premio Nobel alemán H. Spemann quien, en 1914, logró transferir núcleos en células de salamandra. Este último fue el primero, en 1938, que propuso la transferencia de núcleos en células de mamíferos. En 1981, esta técnica, notablemente perfeccionada, se aplicó con éxito en ratones, y en 1986, en ovejas y vacas. I. Wilmut, del Roslin Institute (Reino Unido) logró obtener, en 1997, el nacimiento de la primera oveja clonada del mundo, la famosa "Dolly".

(5) Academia pontificia para la vida, Reflexiones sobre la clonación: L´Osservatore Romano, edición en lengua española, 11 de julio de 1997, p. 11. Cf. D. Tettamanzi (a cargo de M. Doldi), voz "Clonación", Dizionario di bioetica, Piemme, Casale Monferrato 2002; L. Ciccone, Bioetica. Storia, principi, questioni, Ares, Milán 2003, pp. 143-176; I. Wilmut et col., Viable offspring derived from fetal and adult mammalian cells, en Nature n. 385/1997, pp. 810-813.

(6) La partenogénesis natural consiste en la formación de un nuevo individuo a partir de un gameto femenino (ovocito) sin participación de un gameto masculino (espermatozoo). Este fenómeno natural acontece en hembras que producen espontáneamente embriones sin previa fecundación (en ciertas especies de invertebrados, no en mamíferos) o en individuos biológicos originados de un cruce entre diferentes especies (hibridación). Dado que no hay combinación, la progenie es genéticamente homogénea: son réplicas idénticas del progenitor único, es decir, clones naturales.

(7) La fisión embrionaria consiste en la división del embrión de pocas células, de modo que de cada una de las células separadas resultantes se desarrolle un ser adulto completo con el mismo patrimonio genético.

(8) La totipotencialidad celular consiste en la capacidad de una célula de generar todas las células y los tejidos de un organismo completo, incluso (si se dan las circunstancias adecuadas) el desarrollo de un individuo. En el ser humano, cada una de las células embrionarias permanece totipotente durante pocos días después de la fecundación. La geminación homocigótica (el fenómeno de los gemelos idénticos) es consecuencia de una fisión embrionaria accidental de las células totipotentes que componen el embrión en las primeras fases del desarrollo.

(9) La pluripotencialidad celular es la capacidad de una célula de generar células y tejidos diferenciados de una parte del organismo, pero no de todos y cada uno de ellos, ni de un individuo completo. En particular, en el hombre se refiere a la capacidad de generar líneas de células y tejidos diferenciados derivados de cada uno de los estratos embrionarios, es decir, ectodermo, mesodermo y endodermo.

(10) Una célula madre o célula troncal (stem cell en inglés; cellule souche, en francés; cellula staminale en italiano) es una célula sin diferenciación, que puede hacer copias exactas de sí misma de modo indefinido. Las células madre son capaces de producir células especializadas de los tejidos del organismo, como el músculo cardíaco, el tejido cerebral, hepático, la médula ósea, etc. Hoy los científicos pueden mantener en vida células madre in vitro durante tiempo indefinido, y se comienza a lograr que produzcan células diferenciadas según las necesidades.

(11) House of Representatives, ley HR 534, febrero de 2003.

(12) Se trata de un organismo del sistema de las Naciones Unidas, creado en el ámbito de la Unesco.

(13) Resolución 53/192.

(14) Ad hoc Committee on an International Convention against the Reproductive Cloning of Human Beings.

(15) "No es posible controlar la eficacia de la clonación humana con finalidad reproductiva si no se prohíbe también la terapéutica. (...) Una prohibición parcial podría dar lugar a la aparición de un negocio clandestino de clonación con finalidad reproductiva, instaurándose un comercio ilegal de ovocitos. (...) El principio jurídico de precaución debe garantizar la protección de la parte más débil, en este caso, el embrión humano. (...) La experiencia acumulada en la clonación de animales ha puesto de manifiesto una eficacia muy reducida de las técnicas utilizadas y peligros notables de malformación y deformidad del embrión. (...) Oponerse a la clonación humana no equivale a rechazar el progreso de la ciencia, ni el de la investigación genética. La clonación no es la única estrategia de investigación para el desarrollo de la medicina regeneradora (...). Una apuesta genérica en favor de la investigación con células madre adultas ayudaría a aprovechar sus posibilidades y demostrar su eficacia" (Memorándum contra la clonación terapéutica. Delegación de España ante las Naciones Unidas, febrero de 2002).

(16) Resolución del Parlamento europeo del 12 de marzo de 1997 (apartados 2 y 11).

(17) Ian Wilmut, "padre" de la oveja Dolly, y Rudolf Jaenisch han dado testimonio, en este sentido, en el Senado de Estados Unidos.

(18) La bibliografía científica sobre este punto es muy abundante. Como ejemplos se pueden consultar los trabajos de D. Humpherys, K. Eggan, H. Akutsu, K. Ochedlinger, W.M. Rideout, D. Biniszkiewicz, R. Yanagimachi, R. Jaenisch, Epigenic Instability en ES Cells and Cloned Mice, en Science, 6 de julio de 2000, 293 (5527), pp. 95-97; D. Bourchis, D. Le Bourhis, D. Patin, A. Niveleau, P. Comizzoli, J.-P. Renard, E. Viegas-Péquignot, Delayed and incomplete reprogramming of chromosome methylation patterns in bovine cloned embryos, en Current Biology, 2 de octubre de 2001, vol. 11, n. 19; Y-K. Kang, D-B. Koo, J-S. Park, Y-H. Choi, A-S. Chung, K-K. Lewe, Y-M. Han, Aberrant methylation of donor genome in cloned bovine embryos, en Nature Genetics, junio de 2001, vol. 28, n. 2, pp. 173-177.

(19) Esta observación sobre la clonación reproductiva es válida también como objeción a la clonación terapéutica. La aplicación en el campo clínico de células madre obtenidas de embriones clonados sería, por decir poco, muy incierta en estas circunstancias. Las células de estos embriones presentan graves defectos genéticos y, por tanto, la propuesta de transferir células madre embrionarias anómalas en una persona humana no parece razonable.

(20) El libro de Alvin Toeffler´s, Future Schock (1970) presenta una visión futurista fantástica del hombre que hace copias de sí mismo ("man will be able to make biological carbon copies of himself") y reflexiona literariamente sobre las perspectivas generadas por estas técnicas, así como la preocupación por sus consecuencias. Cf. Lee M. Silver, What are clones? They´re not what you think they are, Nature, 5 de julio de 2001, vol. 412, n. 6842, p. 21.

(21) Hans Jonas, Das Prinzip Verantwortung (El principio de responsabilidad), Ed. Suhrkamp, Frankfurt del Main, 1984.

(22) Cf. Hans Jonas, Cloniamo un uomo: dall´eugenetica all´ingegneria genetica, en Tecnica, medicina ed etica, Ed. Einaudi, Turín 1997, p. 136.

(23) Natalia López Moratalla, Las células adultas llevan clara ventaja a las embrionarias, en Palabra, 12/2002.

(24) Elisabeth Montfort, La bioéthique, entre confusion et responsabilité, en AAVV (bajo la dirección de Elisabeth Monftort) Bioéthique. Entre confusion et responsabilité. Actes du Colloque de Paris. Assemblée nationale, 1 octobre 2001. Revista trimestral Liberté politique, Ed. François-Xavier de Guibert, París 2003, pp. 27-28.

(25) Academia pontificia para la vida, Declaración sobre la producción y el uso científico y terapéutico de células madre, 25 de agosto de 2000.

(26) D. Tettamanzi, Nuova bioetica cristiana, Piemme, Casale Monferrato 2000, pp. 235-268; L. Ciccone, Bioetica. Storia, principi, questioni, Ares, Milán 2003, pp. 61-80; R.C. Barra, Status giuridico dell´embrione umano, en Lexicon. Famiglia, vita e questioni etiche, EDB, Bolonia 2003; E. Sgreccia, Manuale di bioetica (vol. 1), Vita e pensiero, Milán 1998, pp. 361-422; C. Caffarra, Il problema morale dell´aborto, en AAVV (a cargo de A. FioriE. Sgreccia) L´aborto, Vita e pensiero, Milán 1975, pp. 313-320.

(27) I. Carrasco de Paula, Il rispetto dovuto all´embrione umano: prospettiva storico-dottrinale, en Academia pontificia para la vida, Identità e statuto dell´embrione umano, Librería Editora Vaticana, Vaticano 1988, p. 31.

(28) La expresión "pre-embrión" es engañosa y ha sido manipulada en favor del aborto. Cf. A. Serra, El estado biológico del embrión humano. ¿Cuándo comienza el ser humano?, en Academia pontificia para la vida (a cargo de Ramón Lucas), Comentario interdisciplinar a la "Evangelium vitae", BAC, Madrid 1996, pp. 573-597.

(29) R.C. Barra, Status giuridico dell´embrione umano, en Lexicon. Famiglia, vita e questioni etiche, EDB, Bolonia 2003.

(30) Por singamia se entiende la parte de la fecundación que consiste en el proceso iniciado por la penetración del espermatozoo en el ovocito, orientada hacia la reunión del contenido cromosómico de los dos pronúcleos formados (amfimixis).

(31) Cf. Angelo Serra, L´uomo-embrione. Il grande misconosciuto, Ed. Cantagalli, Siena 2003, pp. 41-52. Pueden verse también las voces "Dignidad del embrión humano" y "Selección y reducción embrional" en Lexicon. Termini ambigui e discussi su famiglia, vita e questioni etiche, a cargo del Consejo pontificio para la familia, EDB, Bolonia 2003.

(32) Las expresiones técnicas cigoto, mórula y blastocito corresponden a nombres del embrión según el momento de su desarrollo, de acuerdo con criterios histológicos y fisiológicos.

(33) La engañosa idea de "pre-embrión" se originó, como es bien conocido, en el Comité Warnock, y hoy ha sido aceptada generalmente y está muy arraigada en muchos ambientes. A. Serra, Pari dignità all´embrione umano en Consejo pontificio para la familia, I figli: famiglia e società nel nuovo millennio. Atti del Congresso internazionale teologico-pastorale. Città del Vaticano, 11-13 ottobre 2000, Librería Editora Vaticana, Vaticano 2001, pp. 313-320; R. Colombo, La famiglia e gli studi sul genoma umano; o.c., pp. 321-325; A. Serra, R. Colombo, Identità e statuto dell´embrione umano: il contributo della biologia, en Academia pontificia para la vida, Identità e statuto dell´embrione umano, Librería Editora Vaticana, Vaticano 1988, p. 157; D. Tettamanzi, Nuova bioetica cristiana, Piemme, Casale Monferrato 2000, pp. 235-268; L. Ciccone, Bioetica. Storia, principi, questioni, Ares, Milán 2003, pp. 61-80; R.C. Barra, Status giuridico dell´embrione umano, en Lexicon.
Famiglia, vita e questioni etiche, EDB, Bolonia 2003; Ph. Caspar, La problematique de l´animation de l´embryon. Survoi historique et enjeux dogmatiques, en Nouvelle Revue Théologique, n. 123/1991.


(34) Racionalidad, conciencia y autonomía constituirían la persona, según autores como H.T. Engelhardt o P. Singer. H. T. Engelhardt, The foundations of bioethics, Nueva York, Oxford University Press, 1986; Manuale di bioetica, Mondadori, Milán 1991; Practical Ethics, Cambridge University Press, Cambridge 1993; cf. L. Palazzani, Il concetto di persona tra bioetica e diritto, Turín, Giappichelli, 1996.


(35) Congregación para la doctrina de la fe, instrucción Donum vitae, I, 6.

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Clonación: la noticia que conmovió al mundo

Entrevista a D. Alvaro Rocha Genie, Catedrático de Bioética, Universidad Americana de Managüa. Doctor en Medicina y Cirugía, Doctor en Filosofía (en Diario “La Prensa”, Managüa, Nicaragüa).


El 27 de febrero del año 1996, un embriólogo escocés, hasta ahora desconocido, Iam Wilmut, conmueve al mundo con la clonación de una oveja adulta. Esta oveja fue producida del ADN de la glándula mamaria de una oveja. Según dicen los medios de comunicación, es la primera clonación de un animal adulto.

Aunque el experimento obtuvo éxito hace ya varios meses, los científicos han esperado a comprobar que la oveja se desarrollara con normalidad, y sólo hasta el mes pasado salió publicado con sus detalles técnicos en la revista Nature.

El éxito del experimento ha planteado, de modo realista, y no como futurible de ciencia-ficción, la posibilidad de clonar otros animales o al hombre a partir de algunas de sus células. Evidentemente, el análisis ético de la situación es completamente distinto en ambos casos.

ENTREVISTA

P= ¿Nos podría decir usted cuáles son los términos técnicos que permitirían entender el tema de la Clonación?

R= Pienso que mínimamente son necesarios saber lo que es el ADN, Genoma, Gen, Células no-diferenciadas y diferenciadas, y la Clonación en si misma.

1. El ADN (Acido desoxirribonucléico) es el mapa de la vida, el perfil genético de cada individuo. Es una unidad indivisible. Su famosa hélice doble, es una larga cadena construida por la unión de cuatro moléculas simples. El orden en la cual se unen entre sí determina la información contenida en el AND. Se encuentra en el núcleo de cada célula.

3. Genoma: la noción de genoma humano remite a la vez al conjunto de genes de cada individuo entendido en su doble aspecto de material genético (moleculas de ADN) y de información genética- y al conjunto de genes que constituyen la especie humana.

4. Genes: son cadenas de ADN construidas por cientos o miles de moléculas simples. Cada gen contiene instrucciones para hacer otro tipo de molécula, como las proteinas, por ejemplo, que son moléculas complejas. Algunas proteínas se encargan de activar o desactivar otros genes, los que influyen a su vez sobre otros genes, creando complejos mecanismos de retroalimentación.

5. El ADN en cada una de las células contiene toda la información para producir una persona. Sin embargo, en una célula solo algunos -y no todos- de los genes se activan para producir determinado tejido u órgano, estas son, precisamente las Células diferenciadas, son todas aquellas células que se encuentran en cualquier tejido en un ser animado: por ejemplo, las células de la piel, del hígado, etc.. En cambio, las Células no-diferenciadas: son el esperma y el óvulo.

6. La clónación: es la reproducción exacta de un ser vivo, producto de avanzadas técnicas de Ingeniería genética. Clónicos significa etimológicamente “individuos genéticamente iguales”, porque provienen de un organismo único de reproducción.

P= Habla usted de “ingeniería genética”, cómo la definiría?

R= No es una ciencia, sino un compendio de técnicas para aislar y modificar los genes. Es obligado decir que sirve para hacer progresar los conocimientos biológicos y, para originar sustancias útiles para el bienestar de la humanidad. Bastaría pensar en las consecuencias extraordinariamente positivas en muchos terrenos, como la terapéutica humana y animal, la ganadería, la agricultura, etc.

P= Pasemos a hablar del tema que nos traía hasta acá, díganos ¿cómo puede “clonarse” un ser vivo?

R= Hay posibilidades de hacerlo, antes que nada porque cada célula contiene todos los cromosomas con las instrucciones genéticas codificadas para formar un individuo completo, por eso, el animal clónico es una verdadera copia de otro individuo.

P= Veamos si le he entendido. Entonces cada célula de mi cuerpo es capaz de ofrecer la posibilidad de hacer otro individuo igual que yo. ¿es así?

R= Sin meternos a mayores matices, diríamos que sí.

P= Entonces, ¿por qué el ser humano no se reproduce normalmente por clonación?

R= Dios dispuso mecanismos para que cada célula diferenciada posea en su núcleo una programación o código que bloquea adecuadamente los genes para que cada célula se mantenga en su sitio en su forma terminal. Puede servir de ejemplo si le digo que existe un tumor conocido como “teratógeno” que, de alguna manera, hace saltar ese mecanismo de seguridad, desarrollándose en el todo tipo de tejido: huesos, nervios, pelos, etc.

P= Volviendo al tema, los medios de información hacen suponer que los trabajos experimentales en clonación llevan ya muchos años haciéndose ¿qué nos puede decir al respecto?

R= Que están en lo cierto. Ya desde el año 1952, dos científicos, Briggs y King, obtuvieron ranas clónicas por fecundación de huevos con núcleos celulares procendentes del intestino de renacuajos embrionarios. Años más tarde, en 1966, Gurdon, de la universidad de Oxford, utilizó ranas africanas para los experimentos, mediante el uso de células intestinales de renacuajo adulto...y así, a lo largo de estos últimos años se han ido multiplicando trabajos de este tipo, logrando pequeños avances cada uno.

P= Vayamos ahora al experimento del biólogo escocés, ¿qué hizo él, podría explicarlo en palabras sencillas?.

R= Lo intentaré:
1ro.. Extrajeron células de las glándulas mamarias de una oveja adulta
2do. Desecaron las células. Esto aparentemente alteró las condiciones bioquímicas alrededor del núcleo (donde se encuentra el ADN), y de alguna forma alteró el complicado mecanismo de "represión" genética que determinaba cuál de los genes debían permanecer desactivados y cuales no, llevando a creer a la célula en cuestión que había retornado a un estado en el cual todo era posible (hasta regresar a su pasado indiferenciado).
3ro. Los genes que habían sido desactivados en su desarrollo normal, fueron nuevamente activados.
4to. De aquí para adelante la cuestión fue más simple. Los biólogos usaron métodos estándares de alta-tecnología: extrajeron el núcleo de un óvulo sin fertilizar; luego, colocaron junto a éste una de las células mamarias de la oveja; le dieron una descarga eléctrica que permitió la fusión de ambas células; otra descarga puso en acción el mecanismo de reproducción al huevo con el material genético recibido de fuera.

5to. Esto, según parece, forzó a la reproducción de células en todas las direcciones, al modo como lo hace una célula germinal.

En pocas líneas. El equipo de Wilmut extrajo células vivas de un animal adulto. Luego, aislaron el núcleo y lo trasplantaron a un óvulo sin núcleo. Este último paso fue el más difícil del experimento que requirió mucha habilidad quirúrgica, innumerables ensayos y una gran paciencia. El experimento de Wilmut de clonar una oveja adulta salió adelante sólo después de 277 intentos.

P= Ahora díganos ¿qué tuvo de particular el experimento de Wilmut, si ya se habían logrado otras clonaciones?.

R= Pues que la clonación la consiguió no de células germinales en proceso primario de diferenciación, sino de una célula completamente diferenciada -de la ubre- de una oveja adulta; es decir, de una célula no reproductora, y con ese material genético produjeron un ejemplar idéntico a la oveja que donó las células. Estos consiguieron burlar el mecanismo represor o diferenciador celular del que ya le había hablado antes, logrando una “copia” de la oveja donante. Lo más sorprendente del experimento es que estos biólogos consiguieron crear las condiciones para que el ADN de la célula diferenciada (la de la ubre de la oveja) se comportara igual que una célula germinal (óvulo fecundado).

P= ¡Impresionante! Mientras usted explicaba el procedimiento con las descargas eléctricas me hizo recordar la famosa novela de Mary Shelley, en la que creó al famoso personaje de terror, Frankestein. Pero ¿será posible algún día clonar a un ser humano?.

SOBRE LA CLONACIÓN DE SERES HUMANOS

R= Pues mire, hace un año, quizá lo recuerda, unos científicos estadounidenses clónaron células de embriones humanos; no fueron viables y el experimento no pasó de ahí. Por supuesto, hubo un enorme revuelo internacional. Eso ya le dice a usted que con respecto a la clonación de seres humanos, la cuestión es completamente distinta. Con el hombre, no tienen sentido ni los objetivos ganaderos ni los de producción de sustancias de interés farmacéutico. Y, desde el punto de visto médico, no alcanza objetivos preventivos ni terapéuticos.

P= ¿Se ha hecho alguna clonación humana con el procedimiento de Wilmut?

R= No. Precisamente ellos están abriendo la puerta para que esto pueda ocurrir. Hasta ahora no hay noticia de ninguna universidad o centro privado de investigación que haya presentado un niño procedente de una clonación de un adulto. Pero pienso que esto se debe, mas que por las dificultades científicas, al grado de riesgo y polémica científica y moral que esto significaría.

P=¿Entonces piensa usted que la ciencia puede producirlo ?

R= No sólo que lo puede lograr, sino que además del caso que le acabo de mencionar, ha habido noticias que se han hecho experimentos con otros procedimientos en esta línea en seres humanos. Por ejemplo, un científico, llamado Shettles, publicó hace unos años en la revista Journal of Obstetrics and Gynaecology, del año 1976, un estudio en el que demuestra que consiguió clonar en un tubo de ensayo una célula humana, la que multiplicó hasta producir un embrión. El experimento consistió en tomar de un varón el núcleo de una célula, eliminando a su vez también de un óvulo humano. Una vez realizada la microcirugía se insertó el núcleo de la célula masculina en la femenina. Ulteriormente, se comprobó que este óvulo manipulado se comportaba como uno fecundado por un espermatozoide. Pasado el tiempo, el óvulo fecundado artificialmente, se dividió sucesivamente y, de continuar el proceso hubiese dado lugar al cabo del tiempo, tendríamos hoy una persona “fabricada” que sería la copia exacta del donador del núcleo puesto en el óvulo, puesto que aquél es portador del patrimonio genético del individuo.

LA POSIBILIDAD DE FABRICAR HOMBRES IDÉNTICOS EN EL LABORATORIO NO ES, DE NINGUNA MANERA, UN ARGUMENTO DE CIENCIA-FICCIÓN

No obstante todavía persisten serios problemas de caracter científico-técnico: los seres clonados envejecen más rápidamente que los seres normalmente procreados.

UN SER CLONADO ENVEJECE MÁS RÁPIDO

Este hallazgo fue publicado por el mismo Iam Wilmut en la misma revista en el año 1999. A la edad efectiva de Dolly habría que agregarle la edad de la oveja de la cual se extrajo la célula donante. Esto se puso en evidencia a partir de un examen exhaustivo de los telómeros las extremidades de sus cromosomas. Los telómeros pierden un poco su longitud en cada división celular. Y el tamaño de los cromosomas de Dolly son menores que las ovejas a su edad. Actualmente los científicos consideran que los telómeros son una especie de “relój biológico” que permite medir el envejecimiento y la senectud. Así, técnicamente un megalómano millonario de 70 años sería clonable una, dos y mil veces, pero el nuevo clon tendrá desde su nacimiento la edad fisiológica de sus células, en ese caso, 70 años. Este hallazgo cierra toda eventual reproducción de seres humanos adultos por clonación.
Dolly tendría en el núcleo de sus células ADN de una oveja, y en la mitocondria ADN de otra. Se trata, por tanto, de una mezcla de genomas que permiten afirmar que en realidad la famosa oveja es una quimera, es decir, el resultado de una extraña mezcla genética de dos individuos.
Además, aunque el estado de salud de Dolly es considerado muy satisfactorio los exámenes realizados a nivel molecular de sus células habían revelado ya algunas sorpresas que se alejan de la normalidad dentro de su especie. Así, recientemente se anunció que las terminaciones de sus cromosomas, fragmentos de ADN que se denominan telómeros, son más cortos de lo normal. Este hecho se asocia normalmente con un envejecimiento prematuro.

P= ¿Ha pensado en que esta cuestión se complica cuando entran en juego los motivos sentimentales?. Al conocer la existencia de Dolly, la oveja duplicada, una mujer expresó su deseo de que se obtuviera una célula de su padre difunto, para poder gestarlo de nuevo y recuperarlo. Y padres que han perdido a su hijo pudieran querer tenerlo realizando una copia a partir de una célula del fallecido. ¿Qué piensa usted?

R= Es inevitable la polémica sobre este tema. Y esto se debe a que en la sociedad moderna existe una dóble “lógica” al tratar temas del campo genético: de una parte, la lógica del sentimiento, que hace del deseo un absoluto; de otra, la lógica de la técnica, que no renuncia a algo factible. Durante millones de años la vida humana ha sido concebida en la cálida oscuridad del seno materno; ahora es concebida en la fría luz de aparatos mecánicos. Se tiende muy fuertemente a pensar que lo que se puede hacer técnicamente lo es también moralmente.

P= Pero no me ha contestado qué le parecen esas peticiones en concreto...

R= Pues verá, estas peticiones carecen completamente de sentido: lo que se obtendría sería un ser humano distinto, físicamente igual al fallecido, pero que sería OTRO, no el difunto; del mismo modo que los hermanos gemelos idénticos son iguales físicamente, pero son personas distintas, con un comportamiento propio, que puede ser muy dispares si la educación y el ambiente en que se desarrollan es diferente. "Recuperar" a un difunto no es más que una mera ilusión; simplemente fabrica un ser humano físicamente igual al fallecido, nada más. Pero, esta acción constituiría de parte de los padres una doble traición, primero hacia el niño muerto y olvidado prematuramente, y hacia el que viene a reemplazarlo, ya que no sería generado para que fuera él mismo, sino para paliar la ausencia de otro.

Por otra parte, aunque en nuestro país aun no existe legislación al respecto, todos los científicos consideran semejante intento una aberración carente de sentido y proscrita por una práctica médica mínimamente ética. Además, esta práctica lesionaría el derecho básico del hombre a ser hijo de sus padres y a ser fruto del amor de un matrimonio que constituye la familia donde él madurará física y humanamente.

P= Todavía no le entiendo muy bien. ¿Por qué la ciencia no puede hacer todo lo que está a su alcance para desarrollarse?

R= Mire, usted estará de acuerdo conmigo si le digo que con el ser humano no se puede hacer cualquier cosa que resulte factible. Un ejemplo concreto reciente le puede ayudar a entender esto. Hace varios años las instituciones de carácter biológico, médico, filosófico y político de U.S.A rechazaron un supuesto éxito científico alcanzado por los investigadores Jerry L. Hall y Robert J. Stillman de la Universidad de George Washington, en la clonación (fabricación en serie de gametos idénticos, por escinsión de un embrión sencillo) de seres humanos. A la vista del desacuerdo general, el Centro donde se llevaron a cabo estos trabajos anunció la inmediata suspensión de los experimentos.

Hay quienes discuten incluso la novedad del logro. Pero es necesario resaltar que la mayoría de la críticas se han formulado en nombre de criterios no puramente científicos. Condenan la índole aberrante y caprichosa de una investigación, que rememora las experiencias del más puro nazi (lo que constituye para nuestro siglo un paradigma del más absoluto).

P= Técnicamente hablando ¿se podría clonar a los muertos ?

R= Quizá, siempre y cuando la persona acabe de fallecer, según el doctor Randall Prather, experto en el tema de la Universidad de Missouri. Se requiere de ADN de un donante, por lo que la célula debe contar con una membrana intacta alrededor de ella y éstas empiezan a deshacerse después de morir. Pero en teoría, clonar a un muerto podría ser.

P= Luego, si es posible científicamente, ¿sería lícito hacerlo?

R= Ya le he dicho que no. No todo lo que sea posible científicamente es moralmente lícito. La ciencia tiene sus límites insuperables, que se derivan no sólo del orden ético sino también del orden mismo de la naturaleza de las cosas.

LA CIENCIA DEBE SER SIEMPRE UNA BÚSQUEDA DEL CONOCIMIENTO DE LA VERDAD POR EL BIEN INTEGRAL DE LA PERSONA HUMANA.

Insisto en que la investigación científica y, especialmente la genética humana, no es un valor absoluto, en el sentido de que, de cualquier modo que se desarrolle, está siempre éticamente justificada. En el caso caso que nos corresponde analizar, cualquier medio o método que ofenda la dignidad de la persona y del matrimonio es inaceptable.

P= Qué se podría decir a los padres que deseen clonar a su hijo muerto?

R= Dos cosas podríamos recordarles. Primero que los hijos no son un derecho que se pueda comprar como se adquiere un objeto, sino un don. Es, sin lugar a dudas, el don más excelente del matrimonio, una persona humana. El hijo no puede ser considerado como un objeto de propiedad. Repugnaría la idea de disponer de un supermarket donde se ofrecieran a las personas con poder adquisitivo como se adquieren cualquier artículos de compra y venta. A esto conduciría el reconocimiento de un pretendido "derecho al hijo". Todo lo contrario, quien verdaderamente posee un derecho es el hijo,

EL DERECHO

1) A NACER DE MODO HUMANO Y NO EN UN LABORATORIO;
2) SER EL FRUTO DEL ACTO ESPECÍFICO DEL AMOR CONYUGAL DE SUS PADRES, Y
3) SER RESPETADO COMO PERSONA DESDE EL MOMENTO DE SU CONCEPCIÓN.

Y segundo, que siendo más realistas les recordaríamos que el hijo clonado, aunque sea físicamente idéntico al muerto, tendría otra personalidad, sería otra persona, no ganarían nada. Además, que no piensen solo en ellos. Que piensen en la persona producida de esa manera: hoy, que se habla tanto de autoestima, cualquiera se podría imaginar qué sentimientos surgirían en él al descubrir que ha sido traído al mundo por una sola razón, la de recuperar la imagen de otro, de quien él no es más que “su fotografía”.

P= ¿Que le diría a las parejas que, siendo incapaces de procrear un hijo, deseen tenerlo por este método?

R= Habría que recordarles lo que enseña Evangelio: que la esterilidad física no es un mal absoluto. Los esposos que, tras haber agotado los recursos legítimos de la medicina, sufren por la esterilidad, deben unirse espiritualmente a la Cruz del Señor, fuente de toda fecundidad espiritual. Es maravilloso ver cómo muchos matrimonios en esa situación manifiestan su generosidad adoptando niños o realizan servicios abnegados en beneficio de los más necesitados.

P=¿Que diría usted a las personas solteras que deseen tener un hijo clonado?

R= Nuevamente que el hijo es un don, no un producto. Los hijos no son mercancías dispuestas al mejor postor. Lesionarían el derecho del niño a nacer de un padre y una madre ligados entre si por el matrimonio. Todo hombre tiene el derecho a nacer en el seno de una familia, entre otras cosas, porque es ahí donde toda persona descubre por primera vez el amor y una gama de actitudes y valores vinculados con el amor, como el compartir, el diálogo, el perdón, la caridad, la solidaridad, la misericordia, la amistad, la reconciliación y otras tantas. El hogar es un pequeño reducto de amor incondicionado, el primer ambiente donde cada persona es amada por sí misma, donde se le ama “porque sí”, tal como es, a pesar que no corresponda, como suelen decir: “no se le pasa factura”, se le da un cheque en blanco de cariño y respeto.

P= En diversos medio de comunicación ha aparecido como un riesgo el hecho de que gente egocéntrica, engañados por la ilusión de vivir más, pidan clonarse, qué diría usted al respecto?

R= Usted lo ha dicho. Eso no es más que una mera fantasía sin ninguna base real, producto de la intoxicación de filmes con efectos especiales. Un egocentrista es capaz de creerselo todo. Imagínese usted si esta gente pudieran clonarse, no sabríamos qué hacer con tantos duplicados.

P= Pero cómo es posible que el tema de la clonación haya creado tales expectativas?

R= Supongo que se debe a una simple confusión de términos, esos que está manejando la mass media para hablar sobre la clonación. Hasta este punto hemos hablado, con sentido lógico, del individuo "clonado" como un "hijo", es decir, como un sujeto distinto al que dona el material genético. Cuando se lea que lo engendrado por medio de esa técnica es el "mismo" hombre donante, se está haciendo referencia al "mismo" genética o físicamente, pero de ninguna manera al mismo psicológica o espiritualmente. Recordemos que la persona no es solo cuerpo. Y aún siendo iguales en apariencia, serían dos personas distintas en su historia personal y en el desarrollo de todas sus potencialidades. Cada hombre es un ser irrepetible.

No es extraño que algunos que aprovechen esta confusión para captar la atención del público ingenuo.

P= Ahora pasemos a las preguntas teológicas. Nos podría dar alguna cita de la Biblia que fundamente lo que nos ha dicho de los derechos del fruto de la concepción:

R= Podría ser la siguiente: Génesis 4,1, que dice así: “He adquirido un varón con el favor de Yave”. El Papa lo interpreta del modo siguiente (cfr. Carta Apostólica Mulieris Dignitatem, nro. 18): “La exclamación de Eva, madre de todos los vivientes se repite cada vez que viene al mundo una nueva creatura”. Luego , esa es la voluntad de Dios, que cada hombre tenga una madre y un padre, sólo así engendrarán con “el favor de Yave”. Más adelante continúa el texto del Papa: “La maternidad está unida a la estructura personal del ser mujer y a la dimensión personal del don”.

P= En su opinión, la Iglesia Católica de ninguna manera aprobaría la clonación humana. ¿Significaría eso abandonar experimentos y técnicas científicas nuevas en el campo de la Genética? ¿Se da cuenta de lo que esto significa?

R=Yo no he dicho que la Iglesia “es contraria a la clonación” sin más. La técnica de la clonación puede ser buena cuando se intenta conseguir beneficios si se hace con virus, bacterias, levaduras, plantas, animales… pero jamás está justificada en seres humanos. La Iglesia muchas veces tiene que decir "no" a técnicas científicas, pero no por ser contraria al progreso, sino porque apoya incondicionalmente la dignidad de la persona humana y porque todo progreso que atenta contra la dignidad del hombre no es un verdadero progreso.

P= Hay quienes se han preguntado si tendrían los clones humanos almas, y manifiestan sus dudas al respecto. ¿Qué nos podría decir usted?

R= Antes que nada habría que decir que el caso que plantea es aún hipotético. Como los científicos coinciden en que un clon humano y su donante de ADN serían personas separadas, es posible deducir teológicamente que cada uno de ellos tendría, con su propio cuerpo, un alma, infundida por Dios, evidentemente. Si supusiéramos que son simples fabricaciones de maniquíes no tendría razón tanta defensa de los "clones humanos".

P= Pero es que el "clon" no es más que una creación humana, ya que ha sido producida en un laboratorio.

R= El científico que hace un "clon humano" produciría, no crearía un ser humano. El único que crea es Dios. Y, como producir personas no es lo mismo que producir objetos, no se puede aceptar sin más que esté en las manos de un científico el traer hombres al mundo. El ser humano, según el orden de la naturaleza debe ser engendrado, de ninguna manera producido. En ese sentido se puede decir que el científico, si rompe el curso natural de la concepción de una vida humana, se apropia un poder sobre la persona que nadie ni nada le puede conceder... En un alarde de poder tecnológico éstos jugarían a ser Dios, lo cual es sumamente peligroso. La misma naturaleza, salida de las manos de Dios, podría tarde o temprano pasar la factura, como generalmente sucede.

P= Muchas personas se preguntan ¿cómo puede permitir Dios esa manipulación de la vida?

R= Esa pregunta suena un poco a reclamo, algo así como “dónde está Dios cuando los hombres hacen eso”. Dios deja al hombre a que obre con libertad y responsabilidad. Por eso el “progreso” de la biotecnología no puede ir por donde le plazca, porque cuando menos se lo espera uno, se devuelve violentamente contra los seres humanos, en formas de armas biológicas, químicas, atómicas, de tristes recuerdos. El clamor a la “libertad” en esos ambientes cerrados de laboratorios alcanza unos extremos insospechados, hasta el abuso caprichoso y prepotente de manipular la vida humana en el momento mismo de mayor fragilidad.

Nunca se debería hablar de verdadero derecho a investigar en el ser humano, o de derecho a tener hijos de cualquier manera, cuando lo que está en juego es un evidente mal moral. Y lo que está mal, sigue estando mal, aunque mil voces coreen lo contrario. También ante esas “libertades”, parafraseando al Santo Padre (Cruzando el umbral de la Esperanza, pp. 68) "Dios se hace impotente". Dios lo puede permitir, como permite todos los males en el mundo, porque en su bondad, respeta el don de la libertad que El mismo nos dio.

P= Pero hay científicos que siguen adelante en sus experimentos...

R= Quizá algunos científicos no caigan en la cuenta del error de lo que hacen; pero tarde o temprano llegará la hora en que muchas personas se vean obligadas a reclamar la grandeza del ser humano sobre la grandeza de la técnica. Esperemos que para ese momento no se haya avanzado demasiado por el camino de su destrucción moral.

P= La opinión de mucha gente es que la Iglesia es “subjetiva” y “autoritaria” al aprobar o desaprobar ciertos avances de la ciencia ¿Usted qué les diría?

R= Pues, que cada uno debería reflexionar por si mismo: Si son católicos bastaría que recordaran que la Iglesia Universal cuenta con la asistencia divina que la protege desde su fundación. Y si no lo son, que descubran por si solos que la Iglesia -Universal- en los muchos siglos de su existencia, en su papel de maestra de la fe y de moral ha sido providencial y ha evitado los excesos de una visión de corto plazo que a veces domina en las personas.

Aparte de esto, quizá alguno le ayude saber que el Santo Padre está al tanto de los grandes avances de la ciencia, y que no dice cosas a la ligera: desde hace muchos años cuenta con el consejo cualificado de una Academia de Ciencias de la que forman parte ochenta científicos de renombre internacional -26 de ellos son Premios Nobel- de las más variadas ramas del saber: química, física, botánica, biología, geología, estadística, geofísica, oceanografía, genética, agronomía, biología molecular, ciencias neurológicas, bioquímica, historia, filosofía de las ciencias, ecología, demografía, astronomía, matemáticas.

El precursor de la Pontificia Academia de las Ciencias fue el «Linceorum Academia», fundado en Roma en 1603 y en la que participó Galileo. Actualmente es la única Academia de las Ciencias con carácter supranacional existente en el mundo. Tiene como fin: honrar la ciencia pura dondequiera que se encuentre; asegurar su libertad y favorecer las investigaciones, que constituyen la base indispensable para el progreso de las ciencias. La Academia se encuentra bajo la dependencia del Santo Padre. Forman parte de ella, como he dicho antes, 80 Académicos de nombramiento pontificio, propuestos por el Cuerpo Académico y elegidos sin discriminación de ningún tipo entre los más insignes cultivadores de ciencias matemáticas y experimentales de cada país. Entre los miembros de la academia se encuentran Rita Levi Montalcini italiana y Premio Nobel 1986, Kenichi Fukui japonés y Premio Nobel 1981, Sune Bergström, sueco y Premio Nobel de 1982 y una larga lista académicos que han obtenido este reconocimiento.
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Entre la ética y la esperanza. Así resumió Alfredo Urdaci, la voz del centro-reformismo aznariano, director de Informativos de la televisión pública, la mamarrachada de los científicos coreanos que han producido, precisamente producido, 30 embriones humanos para ser troceados y utilizados como cobayas de laboratorio.

El reportaje se presentaba con aires de exquisita objetividad: por un lado, los pesaditos defensores de los "reparos morales"; de otro, los PC, los prestigiosos científicos, sacrificados héroes de la nueva humanidad dispuestos a curar la diabetes, el alzheimer, los infartos y hasta el mal de ojo.

Allí estaban Montse Boada (Dexeus SA), Bernat Soria (subvenciones Junta de Andalucía SL) y, cómo no, Marcelo Palacios, el presidente del así llamado Comité Internacional de Bioética (lo de internacional le da un cierto empaque, aunque nadie sabe de otro socio más que el señor presidente del "aquelarre"), un personaje que, seguramente debido a algún trauma infantil, odia a todos los embriones humanos. Algunos sospechamos que Palacios es marciano, o que se trata de un fenómeno que no atravesó su fase embrionaria: don Marcelo nació adulto y barbado.

Entra la ética y la esperanza, dijo la tele, aunque no se refería, seguro a la esperanza de los pre-nacidos. Hasta ahora, Bernat Soria sólo solicitaba para su abnegado trabajo, en beneficio de la ciencia, los embriones sobrantes ("excedentes", en la terminología centro-reformista) de la fecundación ´in vitro´. Pero ahora, fíjense ustedes qué cosa, tampoco les hace ascos a la fabricación de embriones para su posterior troceamiento. A fin de cuentas, según sus propias y encantadoras palabras, "es como devolverle sus células". Los científicos coreanos que han perpetrado esta sublime estupidez afirman que con la clonación no hay rechazo, dado que se utiliza el mismo ADN. No está mal esto de fabricar un ser humano y matarlo para curar a otro ser humano.

Al final toda la campaña de la cultura de la muerte consiste en la insistente manipulación semántica: calificar como "conjunto de células" a lo que es un embrión, la viejísima cosificación de las personas. La verdad es que hasta el mismísimo Bernat Soria es un conjunto de células, pero dudo que le gustara que le cortaran en pedazos, aunque fuera con un fin tan noble como el de curar la diabetes (por cierto, por el momento no se ha curado ni una sola enfermedad con la utilización de células embrionarias, y sí con la muy ética utilización de células adultas). Porque hablando de conjunto de células, y de las "extraordinarias" capacidades terapéuticas (por el momento ninguna) de las células embrionarias, se evita, como evitó el amigo Urdaci, el portavoz del aznarismo, decir una de las pocas cosas que la ciencia sí sabe acerca de los embriones y del comienzo de la vida: que donde hay genoma humano hay ser humano, hay identidad genética diferenciada, hay una persona. Y esto no es algo opinable, es una realidad científica.

Mientras tanto, todos los corifeos de la nueva barbarie se apuntan al ditidambo. Por ejemplo, el diario El Mundo (el estilo es el hombre) titula a toda plana: "La primera clonación acreditada de embriones humanos abre una nueva era para la ciencia". Seguramente así recibían los alemanes rencorosos a Adolf Hitler, el hombre que les devolvía su orgullo y, de paso, su barbarie. El Mundo está dispuesto a convertir en héroes a Shin-Yong Moon y Woo Suk Hwang, una especie de Alarico y Atila, jaleados por una humanidad enferma de desesperación.

Por cierto, habrá que insistir que el debate entre la clonación terapéutica (la buena) y la reproductiva (la perversa) es falso. La clonación terapéutica, o fabricación de seres para su posterior exterminio, es mucho peor que la clonación reproductiva, que pretende crear seres sin progenitores. La clonación reproductiva sólo termina con la vida sexual (a pesar del buen funcionamiento que lleva demostrando desde el comienzo de la humanidad), pero la terapéutica es un puro asesinato programado.

Naturalmente, lo mejor es abstenerse de ambas, pero la aclaración resulta pertinente para mostrar el cinismo y la estafa a la que nos someten los PC, o prestigiosos científicos, los nuevos bárbaros de bata blanca.

¿A que no saben cuál va a ser la próxima moda de los millonarios? Pues tener siempre un clon preparado, por si sufrieran alguna enfermedad o por si les da por desheredar a sus vástagos. A fin de cuentas, producir un clon resulta mucho más sencillo que educar a un hijo. Ya saben que el objetivo más preciado de los ricos del planeta se resumen en el ya viejo epigrama: sexo sin concepción y concepción sin sexo.

Y en España toda esta fritanga se cocinaba en el telediario de José María Aznar, segunda edición, el jueves 12. El viernes 13, a primera hora de la mañana, en la misma cadena, la más vista de España, la cosa había empeorado. Entonces ya no había reparos técnicos, sino "considerables avances científicos", lo que significaba que "ya estamos más cerca de poder curar enfermedades como el parkinson, el alzheimer y la diabetes" (sic). Es todo mentira, naturalmente, pero, aunque fuera verdad, hay que ser muy irracional, es decir, muy progresista, para pagar el precio de la vida en aras de la salud, que es una de las cosas buenas de la vida, pero sólo una. Y hay que ser muy cafre y muy ignorante para llamar a un embrión "conjunto de células", sólo porque su apariencia visible no es humana... todavía. Pero los bustos parlantes del centro-reformismo dan para esto y para mucho más.

La verdad es que de lo único que estamos cerca es de una sociedad de monstruos. No hablo de los previsibles monstruos productos de la clonación, sino de los monstruos ´clonadores´, jugando a ser dioses, eso sí, dioses progresistas. El "seréis como dioses" del Génesis ha rebrotado en el siglo XXI. En la vieja Europa, antes maestra del mundo, ha rebrotado ante el vergonzoso silencio, cuando no apoyo, de los líderes sociales.

Y los que nos oponemos a los nuevos bárbaros de bata blanca nos toca el papel de radicales, de exagerados. Lo cual es muy curioso. La verdad es que el clásico aforismo que sitúa a la virtud en el punto medio no se ha entendido correctamente. Se refiere a la verdad, no al bien. Se refiere, en definitiva, a la virtud del discernimiento, no a la de la caridad. Si de amor hablamos, cuanto más radical se sea, mucho mejor. Lo prudente en materia de solidaridad es el extremismo. Cualquier pareja de enamorados se lo puede confirmar.

Así que al igual que lo más prudente en tiempos de Diocleciano era ser mártir, lo más prudente en tiempos de clonación es no entrar en las bizantinas disquisiones centro-reformistas entre clonación terapéutica o reproductiva. Por cierto, no podía faltar a esta fiesta la ministra de Sanidad, Ana Pastor, la gran "destroza-embriones", quien ha asegurado que la clonación está prohibida por la llamado Declaración de Oviedo (o sea, la de mi pueblo) del Consejo Europeo. Es muy cierto señora Pastor, pero no es usted quien debe meterse en estos berenjenales. Naturalmente que usted no desea clones: le estropearían su plan de poner a disposición de los bárbaros de bata blanca los 200.000 embriones "excedentes" de la fecundación ´in vitro´. Y lo mismo puede decirse del vicepresidente Javier Arenas, quien, en tono serio y formal, asegura que el Gobierno español está contra la clonación. Muy cierto, salvo entusiastas anti-humanidad, como Bernat Soria, con todos los embriones crioconservados que existen en España, no es necesario hacer gorgoritos clonatorios. Resumiendo:

Punto número uno: Toda clonación es mala porque creas huérfanos biológicos.

Punto número dos: La clonación reproductiva es una bestialidad porque atenta contra la dignidad humana y destruye al hombre como ser social y familiar.

Punto número tres: la clonación terapéutica es horrible porque donde hay genoma humano hay ser humano, e implica la producción de embriones, es decir, de personas, para su posterior destrucción.

No hay distingos éticos entre la segunda y la tercera. Al menos, sólo los hay de grado, que no de naturaleza.

Dicho de otra forma, la clonación reproductiva termina con la raza humana al romper la cadena biológica que comenzaran Adán y Eva (sí, la unigénesis vuelve a estar de moda, aunque la progresía no se haya enterado) y la terapéutica termina con la humanidad por el método, mucho más simple, de cargarse a su hermano.

Todo un orgullo para ¡Corea! De hecho, la alabada ahora por los medios informativos de cinco continentes y por los nuevos bárbaros de bata blanca, la clonación terapéutica, es la más horrible de todas. Cualquier código moral que acepte éste no vale un comino y debe ser rechazado en su totalidad.

Mientras, George Bush trata de prohibir la clonación en Estados Unidos y en Naciones Unidas. ¿Qué quieren que les diga? No me gusta nada un presidente belicista que ha arrastrado al mundo a una guerra injusta e innecesaria en Iraq, ni tampoco me gusta su empecinamiento en mantener la pena de muerte. Pero, a veces pienso que es una de las pocas voces con sentido común que quedan entre los poderosos del planeta. Desde luego, no espero ni de Schröder, ni de Chirac, ni de Blair, ni de José María Aznar, ni de Mariano Rajoy, una reacción similar, es decir, una reacción civilizada y en defensa del más débil. Ni lo espero yo ni lo espera nadie.

Ortega y Gasset hablaba de la barbarie de la especialización, que acaba por vaciar al especialista de toda humanidad. Los bárbaros de hoy no son las SS, sino que visten batas blancas. Se han especializado tanto que han degenerado. Son mucho más peligrosos que los nazis.

HISPANIDAD. 2004-02-13

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«La investigación con células madre adultas es

el camino ético para la medicina reparadora»

Justo Aznar, jefe de Biopatología del Hospital La Fe de Valencia, habla para LA RAZÓN

En el debate ético abierto tras el anuncio de la clonación de embriones humanos para la obtención de células madre, se ha presentado a la Iglesia católica como obscurantista y contraria a la investigación científica. Sin embargo la Iglesia, como muchos estados y colectivos científicos, nunca se ha opuesto a la investigación con células madre, siempre que esto no suponga la destrucción de embriones. De hecho, la mayor parte de los avances médicos en este campo se han realizado a partir de células madre procedentes de adultos, que no presentan ningún inconveniente ético.

José R. Navarro Pareja - Valencia.-
Las células madre, también denominadas células troncales o estaminales, son células que tienen la capacidad no sólo de poder reproducirse a sí mismas, sino también de producir células adultas de diferentes tejidos. Esta capacidad las dota de unas enormes posibilidades dentro de la medicina reparadora, en la medida que pueden servir para recuperar células destruidas, como en el caso de un infarto o de una quemadura, o a las que han dejado de cumplir su función, como el caso del páncreas de los diabéticos.
El problema ético de las células madre no está en su uso o investigación, sino en cúal es su origen. Cuando se obtienen de pacientes adultos, de la placenta o del cordón umbilical, después de un parto, no plantean ningún problema. Los inconvenientes éticos se plantean en el caso de las células madre embrionarias que se pueden obtener de dos fuentes: de embriones humanos congelados sobrantes de la fecundación in vitro o de embriones obtenidos por la clonación. Aparte de los problemas éticos que plantea una y otra técnica, se suma el problema de que en ambos casos hay que destruir el embrión para obtener estas células, y por tanto cortar el desarrollo de lo que es una vida humana en potencia.
Según ha afirmado a LA RAZÓN el jefe del Departamento de Biopatología Clinica del Hospital Universitario La Fe de Valencia, Justo Aznar, «parece indudable que las células madre adultas representan una adecuada alternativa a la utilización de células madre embrionarias, con vista a la regeneración y reparación de tejido». «Creo que existen grandes posibilidades para poder ayudar a los pacientes que lo requieran sin tener que recurrir a la destrucción de embriones humanos» ha añadido.

Tejidos adultos

Los estudios realizados en la última década han demostrado que las células madre de algunos órganos adultos mostraban mucha más plasticidad de lo que en principo se pensaba e incluso podían convertirse en células madre multipotentes, es decir, capaces de crear tejidos distintos a los suyos. A partir de estas células se pueden formar células de tejido muscular, cerebral, hígado, corazón, riñon, pulmón, piel y sangre. Lo que no se conoce todavía es si éstas células son capaces de desarrollar las funciones celulares del tejido en el que se han diferenciado.

Aplicaciones clínicas

Las investigación con células madre se encuentra en sus inicios, pero mientras que las procedentes de adultos ya están siendo puestas a prueba en pacientes, todavía faltan bastantes años para empezar a usar las procedentes de embriones.
Se ha comprobado que las células madre de un determinado tejido pueden unirse a ese mismo tejido dañado y convertirse en células adultas sanas. En este sentido ya existen experiencias, como la de la Clínica Universitaria de Navarra, que han demostrado que el trasplante de células madre cultivadas a partir del músculo del paciente, en el área dañada por un infarto agudo de miocardio, mejora la función del corazón.
En esta misma clínica también se ha desarrollado una nueva técnica para el tratamiento de enfermedades corneales a partir de células madre de la cornea. El tratamiento de cánceres de ovario o de testículo, en tumores cerebrales, mielomas múltiples y leucemias, escleriosis múltiple, inmunodeficiencias, anemias, enfermedad de Cronh, o sarcoma, son otras de las apliaciones terapeuticas de células madre de tejidos adultos que se están realizando en estos momentos.
Desde hace unos años, Justo Aznar reclama el «dotar de mayores presupuestos a la investigación con células madre adultas con fines terapéuticos, ya que éste es el camino idóneo para poder desarrollar la medicina reparadora sin los problemas éticos que tiene la utilización de las células embrionarias».

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Los riesgos técnicos de la clonación humana

A los problemas éticos que plantea el uso de embriones, bien sea sobrantes de fecundaciones in vitro o bien clonados, se suman una serie de inconvenientes técnicos. Según el doctor Justo Aznar, además de que la obtención de células embrionarias «conlleva la destrucción de una vida humana», su transplante a pacientes «podría generar tumores, ya que actualmente se conoce que las células madre que se cultivan a partir de embriones humanos generan como mínimo un 30 por ciento de células tumorales».
Como se ha demostrado con las experiencias llevadas a cabo con animales, otros problemas técnicos que pueden aparecer son la «vejez prematura, anemias y distintos tipos de malformaciones», por lo que según Aznar, «es absolutamente irresponsable practicar la clonación de un ser humano cuando los mecanismos que la regulan no se conocen bien y prodrían dar lugar a importantes y negativas consecuencias».
Otro importante inconveniente es el alto coste de esta técnica. Los científicos coreanos han necesitado clonar 242 embriones, obtenidos de 16 mujeres, para obtener un único cultivo de células madre.
Todos estos problemas técnicos no se ha presentado a la opinión pública de una forma clara, mientras que sí se han resaltado los potenciales avances médicos que se pueden alcanzar. Si finalmente se permite la investigación con esta técnica, la ONU tiene que tomar una decisión al respecto en 2005, los primeros resultados tardarán años en llegar, al contrario de lo que ya está ocurriendo con las células madre adultas. 2004-02-18

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P: Ante la manipulación a la que nos someten algunos medios periodísticos sobre la manipulación genética, ¿no cree que alguien debería recordar que lo que se proponen hacer con embriones humanos se puede hacer sin ellos, con un coste mucho menor (las células madres no hay que "crearlas", dado que ha existen)?

R: Por supuesto, pero es que además están implantando la doctrina del todo vale que permitiría, por ejemplo, justificar los experimentos médicos de Mengele en Auchswitz si así se avanzó algo en el ratamiento de los heridos de guerra.

César VIDAL. Dr. en filosofía, historia antigua, teología, licenciado en derecho. 2004.02.17

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En italiano:

Da sapere

Clonazione umana - La clonazione riproduttiva e quella terapeutica sono due tecniche identiche nelle prime fasi, che si differenziano nei passi successivi in funzione delle diverse finalità. La prima è la tecnica utilizzata per la prima volta, nel ’97, dai ricercatori scozzesi «padri» della pecora Dolly e si propone di creare un individuo con lo stesso patrimonio genetico di un altro. La seconda invece ha lo scopo di ottenere cellule staminali, con la conseguente distruzione dell’embrione, per la cura di malattie come Parkinson e diabete, oppure di riparare tessuti danneggiati.

Clonazione terapeutica
1) Il nucleo di una cellula somatica del donatore viene trasferito all’interno di un ovocita precedentemente privato del nucleo; 2) Una volta raggiunto lo stadio di blastocisti lo sviluppo embrionale viene bloccato: quindi l’embrione viene distrutto; 3) Dall’interno della blastocisti viene estratta una riserva di cellule staminali; 4) Le cellule «madri» prelevate vengono riprogrammate all’occorrenza e quindi utilizzate per rigenerare tessuti o curare patologie di tipo degenerativo.

Clonazione riproduttiva
1) Il nucleo di una cellula somatica del donatore (che si vuole duplicare) viene trasferito all’interno di un ovocita precedentemente privato del nucleo; 2) L’embrione così ottenuto viene fatto maturare in laboratorio fino allo stadio di blastocisti (ottanta-cento cellule); 3) L’embrione viene impiantato nell’utero materno, dove completerà il suo sviluppo fino alla nascita del bimbo-fotocopia.
L’AVVENIRE. ITALIA. 2004-02-13

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Gracias, Juan Pablo II, por no bajarte de la cruz. Gracias por demostrar al mundo que lo que vale es el amor y que nadie puede privarle a un anciano enfermo de amar. Gracias por conducirnos a María. Como tú, yo también le digo «Totus tuus».

Santiago MARTÍN – ESPAÑA 2005.03.01

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Hay que tener en cuenta de que la Iglesia no es nuestra; es de Dios. Fíjese hermano: no había nadie más incapacitado que Pedro. Era impetuoso, violento y, sin embargo, el Espíritu Santo hizo de él el primer Papa; cuya tumba está en la colina vaticana desde hace 2000 años.

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«Mientras que el pobre te ofrece todo, el rico te lo enseña todo»... ¡Qué ostentación!

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Dios es alegría infinita" Santa Teresa de los Andes

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Mounier escribió que la destrucción de la libertad empieza por la manipulación del lenguaje. Esto es lo que sucede cuando el laicismo, con lo que significa de exclusión del hecho religioso, pretende ser confundido con la idea laica de aconfesionalidad.

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“Cuando veáis a un hombre atacado encarnizadamente, con furia, por toda clase de gente y por todos los medios, estad seguros de que tal hombre es de mucha valía” Sainte-Beuve.

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Si las lágrimas son efecto de la sensibilidad del corazón, desdichado de aquel que no es capaz de derramarlas. Lágrimas sinceras son del mayor precio.

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El aborto como la eutanasia, desvirtúa los fundamentos del estado de derecho; cualquier legislación que trata de justificar o despenalizar la eutanasia como el aborto, es contraria al deber primordial de todo Estado de Derecho, que es la protección de la vida, ya sea en su etapa germinal o final.

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Los cristianos deben defender sus convicciones “sin arrogancia pero sin pusilanimidad”. Un requisito fundamental para el cristiano del siglo XXI, es tener: "una conciencia moral recta, bien formada, fiel al magisterio de la Iglesia".

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La palabra "Iglesia" ["ekklèsia", del griego "ek-kalein" - "llamar fuera"] significa "convocación". Designa asambleas del pueblo (cf. Hch 19, 39), en general de carácter religioso. Es el término frecuentemente utilizado en el texto griego del Antiguo Testamento para designar la asamblea del pueblo elegido en la presencia de Dios, sobre todo cuando se trata de la asamblea del Sinaí, en donde Israel recibió la Ley y fue constituido por Dios como su pueblo santo (cf. Ex 19). Dándose a sí misma el nombre de "Iglesia", la primera comunidad de los que creían en Cristo se reconoce heredera de aquella asamblea. En ella, Dios "convoca" a su Pueblo desde todos los confines de la tierra. El término "Kiriaké", del que se deriva las palabras "church" en inglés, y "Kirche" en alemán, significa "la que pertenece al Señor".

En el lenguaje cristiano, la palabra "Iglesia" designa no sólo la asamblea litúrgica (cf. 1 Co 11, 18; 14, 19. 28. 34. 35), sino también la comunidad local (cf. 1 Co 1, 2; 16, 1) o toda la comunidad universal de los creyentes (cf. 1 Co 15, 9; Ga 1, 13; Flp 3, 6). Estas tres significaciones son inseparables de hecho. La "Iglesia" es el pueblo que Dios reúne en el mundo entero. La Iglesia de Dios existe en las comunidades locales y se realiza como asamblea litúrgica, sobre todo eucarística. La Iglesia vive de la Palabra y del Cuerpo de Cristo y de esta manera viene a ser ella misma Cuerpo de Cristo.

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Fundada por Jesucristo, la Iglesia Católica cuenta en primer lugar con el apoyo seguro de Cristo que, antes de subir al cielo, prometió a los suyos: "He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). Llevamos dos mil años de historia señalados por las piedras, hablando con nos. ¡Y no es cuestión de fe! Es memoria histórica -seria y sensata- lejos de las sectas bautistas*, caducos jehovistas, milenaristas… etc. En medio de los asuntos del mundo, la Iglesia Católica se mantiene abrazada a la Cruz del Señor. Si la Iglesia intentara separarse de la Cruz, en realidad rechazaría a Jesucristo. Ser cristiano supone una renuncia gozosa a comportamientos y sentimientos mundanos que dominarían nuestra existencia si no fuésemos discípulos de Jesús, es decir: hijos de la Iglesia Católica, por Jesucristo fundada. «El Reino de los cielos sufre violencia…» (Mt 11,12) a causa de las sectas e insisten en tirar coces. La Iglesia lo sabe que el desenlace no es incierto, ¡ella es la vendedora! Pero la locura y ceguera de los perseguidores y odiadores de Cristo, no les permitirán cegar en sus intentos destructores del Reino, aunque esos intentos estén de antemano condenados al fracaso. La guerra de la Iglesia es pacífica, es la acción de la levadura y de la sal de la tierra, que son los discípulos de Cristo (cfr. Mt 5, 13).

¿Por qué el protestantismo nunca sobrevivirá?
1. Simplemente porque la Sagrada Escritura a nadie le otorgó la autoridad de fundar otra iglesia que no sea ‘la única’ fundada por Jesucristo. Vea Usted las alteraciones:
2. Existen actualmente mas de 33,800* diferentes denominaciones protestantes en el mundo. Quisiéramos ver el versículo en la ‘Sagrada Escritura’ que autorice a cualquier individuo a fundar alguna de esas miles existentes. Cualquier secta que exista sin autoridad de Dios, es una falsedad creada por el hombre.
*Enciclopedia Mundial Cristiana, Abril 2001, publicación Protestante.

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Es Justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Por venir a visitarnos, estamos agradecidos.

Debido a la existencia de páginas excelentes sobre apologética y formación, lo que se pretende desde CDV es contribuir muy modestamente y sumarse a los que ya se interesan por el Evangelio de Cristo de manera mucho más eficaz.

CDV” intenta presentar la fe cristiana para la gente más sencilla (catequistas,etc.), en especial para los estratos aparentemente más bajos. ¿La razón? Simple: «Son ellos quienes más necesitan conocer la alegría de Cristo».

La Iglesia testimonia el Evangelio por los caminos del mundo, ¡por eso es católica!; desde que Cristo la fundara, hace dos milenios. ¡Y nadie puede contra ella!

El que a vosotros escucha, a mí me escucha” (Lc 16,10).

Si la presencia de Cristo es la que hace sentirse de veras en casa, es precisamente porque impulsa la libertad del cristiano más allá de los muros de la casa, pues es consciente de que el horizonte de su casa es el mundo.

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Compendio del Catecismo de la Iglesia católica: ¿por qué no lo sabemos? La fe de los sencillos - Una síntesis fiel y segura del Catecismo de la Iglesia católica. Contiene, de modo conciso, todos los elementos esenciales y fundamentales de la fe de la Iglesia. 2005. ¡No falte en el bolsillo de cada cristiano para aprenderlo!

Creer, celebrar, vivir y orar, esta y no más es la fe cristiana desde hace 2000 años, enseñada por la Iglesia Católica sin error porque Cristo la ilumina y sólo Él la guía.